Los dibujos del Cuaderno de Polaroid recogen la visita de mis amigos al estudio una noche del verano de 1982. Quisquete, Luis, María José y Mariano miran los cuadros que pinté para completar la serie Iré a Santiago, expuesta en Málaga en abril de ese mismo año. En uno de los dibujos, María José está sentada delante de dos cuadros formando un nuevo cuadro; en los otros mis amigos los poetas posan para la Polaroid. Después pinté un cuadro que titulé Mis amigos los poetas y de Kooning visitan mi estudio, con el que quise nombrar explícitamente los determinantes de mi obra de entonces.
Durante ese verano y el invierno siguiente trabajé en la muestra comprometida con el Auditorio Manuel de Falla para abril de 1983, como complemento por haber ganado el «Premio Ciudad de Granada». La exposición también se llamó Iré a Santiago y la formaban unos treinta cuadros de gran formato y algunos dibujos, incluidos los del Cuaderno de Polaroid. Se editó un precioso catálogo en el que, junto al poema Son de negros en Cuba de Federico García Lorca, aparecían los textos Viaje hacia la figuración de Mateo Revilla, y Te golpearé sin cólera de Antonio Muñoz Molina, posiblemente el primer relato de Antonio aparecido en letra impresa.
Conocí a Antonio Muñoz el día que, como funcionario del Ayuntamiento, me comunicó que había ganado el Premio Ciudad de Granada. Desde ese momento hemos mantenido una cómplice y divertida amistad. Para el catálogo de la exposición del Auditorio me escribió Te golpearé sin cólera, del que soy, orgullosamente, protagonista. Nos lo leyó en el bar Avellano de la Calle de la Colcha, acompañados, quiero recordar, por Pablo Alcázar y el mejor jazz pinchado por Paco Espínola. La historia que se cuenta es, por supuesto, fabulación, aunque algunas cosas son ciertas. Por ejemplo el apartamento 1001 era el que ocupamos mi novia y yo en el edificio Maestranza de Málaga cuando inauguré el primer “Iré a Santiago” en la Caja de Ahorros de Antequera de la calle Pérez Bryan. En los cuadros había palmeras, pájaros y mujeres que evocaban el ideario de felicidad turística caribeña, y yo, igual que el protagonista del cuento, vivía en el número 19 de la Carrera del Genil. Eso sí, el apartamento 901 del Maestranza estaba precintado por haberse cometido allí un asesinato.
Los cuadros siguientes formaron parte esencial de aquella muestra.
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Dibujo de la cubierta del catálogo Iré a Santiago (1983)
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¡Oh cintura caliente y gota de madera! (1982). Acrílico/lienzo. 146 x 89,5 cm.
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Tornerá (1982). Acrílico/lienzo. 100 x 130 cm.
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Apartamento diez cero uno (1982). Acrílico/lienzo. 140 x 170 cm.
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