En la nueva casa-estudio de Pinos Genil no sólo pinté cuadros de gran formato, también hice una serie larguísima de parejas de lienzos en bastidor de 55 x 46 cm. Gran parte de ellas se expusieron –y se vendieron, que todo hay que decirlo– en la exposición Vida en el campo de la Galería Almirante. Con el resto y con algunas obras realizadas entre 1994 y 1995, hice una exposición en la Galerie du Fleve de París, bajo el título de Deux par dex. La llamé así porque así iban los cuadros, de dos en dos: dos de perros, dos hombres de Cascais, dos de ventanas iluminadas… La exposición se inauguró en marzo 1995, y los temas que la componían eran, como en la gramática clásica, personas, animales y cosas: un hombre se dirige de espaldas hacia la orilla de una playa blanca –la de Cascais–; el mismo hombre se adentra por el rompeolas de la Boca do Inferno; un perro tendido observa ensimismado una colección de libros de Dámaso Alonso; en otro cuadro, un perro blanco descansa al sol del invierno junto a la sombra de otro perro que no se deja ver; unas ventanas descubren la luz que ilumina no se sabe qué vida interior… El catálogo de la muestra fue un pequeño cuaderno gris con espiral metálica y en él escribió Almudena Grandes El rostro de la inquietud, en el que defiende la necesidad de beber de la tradición y de hacerlo respetando lo mejor de esta.
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El hombre de Cascais. (1995). T/M sobre lienzo. 46x55cm.
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En la Boca do Inferno. (1995). T/M sobre lienzo. 46x55cm.
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El perro de la Academia. (1995). T/M sobre lienzo. 90×162 cm.
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Los perros del invierno. (1995). T/M sobre lienzo. 162×130 cm.
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Prima luce. (1995). T/M sobre lienzo. 81×100 cm.
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La lengua de la tarde. (1995). T/M sobre lienzo. 55×46 cm.
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