OPORTO
Cuando en 1993 expuse por primera vez en la galería Trindade, Oporto mantenía vivo su encanto mestizo de ciudad portuaria, a caballo entre la influencia británica y el recuerdo colonial de sus gentes y sus costumbres. Versión doméstica del estilo manuelino, con sus fachadas de azulejos y sábanas colgando de los balcones de forja; los cables del tranvía rayando como un lápiz el cielo húmedo y oceánico; el verdín lamiendo la piedra; los tullidos de otro tiempo al amparo de la caridad del paseante que desciende desde la Sé hasta la rotunda presencia del puente que une las dos orilla del Duero. En una, el ajetreo del mercado callejero y las vendedoras de ostras; en la otra, las bodegas con letreros de apellidos ingleses y la silueta negra del hombre de Sandeman que vigila desde los tejados cobrizos el paso de algún barco distraído. Sobre el agua, los viejos rabelos enseñan su pasado al viajero.
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Puente de Don Luis I, orilla izquierda. T/M sobre lienzo. 185 x 195 cm.
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Puente de Don Luis I, orilla derecha. T/M sobre lienzo. 185 x 195 cm.
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Oporto desde la orilla izquierda. T/M sobre lienzo. 162 x 195 cm.
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Oporto, desembocadura del Duero. T/M sobre lienzo. 162 x 195 cm.
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Oporto. T/M sobre papel. 114 x 74 cm.
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CABO DE GATA
Llegué a Cabo de Gata a finales de agosto de 2000, en un día pintado con el color resignación de las vacaciones que terminan. Desde que entré por la larga recta que lleva al Cabo, quedé imantado por la fotogenia de aquel paisaje único, reducto insólito de lo que hasta hace poco fue el litoral español. A lo largo del día, con los primeros envites de un aire distinto, el cielo fue cambiado hacia un irremediable color desánimo general. El otoño y el invierno siguientes pinté el recuerdo de ese día y de otros muchos que se sucedieron en Cabo de Gata. En la edición de Arco de 2001 presenté dos cuadros gemelos, Cuando menos se piensa y Salta la liebre, tal vez los mejores de la serie. Después, seguí pintando la inesperada arquitectura de la iglesia contra el cielo inmenso y el horizonte plano de Las Salinas en cuadros que expuse ese mismo año en la galería Rosalía Sender de Valencia y en la Trindade de Oporto.
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Cuando menos se piensa (2001) T/M sobre lienzo. 195 x 195 cm.
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Salta la liebre (2001) T/M sobre lienzo. 195 x 195 cm.
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La Iglesia de las Salinas. Vista este. (2001) T/M sobre lienzo. 195 x 162 cm.
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La Iglesia de las Salinas. Vista sur. (2001) T/M sobre lienzo. 195 x 162 cm.
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Avioneta publicitaria sobre Cabo de Gata. (2001) T/M sobre papel. 71 x 75 cm.
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VIDA SOBRE RUEDAS
En noviembre del año 2000 expuse en la galería Sandunga de Granada Vida sobre ruedas. Bajo la ironía del título se escondía una serie de pinturas que giraban alrededor del mundo de los automóviles y de las carreteras que, convertidas en metáfora del transito por la vida, a veces nos conducen por paisajes secundarios de la memoria.
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Postal de la Habana (2000). T/M sobre papel. 41 x 55 cm.
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Paisaje de la Costa del Sol (2000). T/M sobre papel. 75 x 112 cm.
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Paisaje mexicano (2000). T/M sobre papel. 75 x 112 cm.
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La iglesia de Las Salinas en Cabo de Gata y Volkswagen (2000). T/M sobre papel. 74 x 75 cm.
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Seiscientos de color blanco Corfú (2000). T/M sobre papel. 30 x 42 cm.
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Sombra de otoño (2000). T/M sobre papel. 74 x 35 cm.
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TIEMPO CREATIVO, JUEGOS RECREATIVOS
En los últimos años del siglo había conseguido adaptar mis días y mis sentidos a la búsqueda incesante de imágenes. Pasaba de un trabajo a otro con la seguridad del que hace en cada momento lo que tiene que hacer. Realicé las escenografías de Mariana Pineda de García Lorca y de La Malquerida de Benavente para la compañía de mi hermano Joaquín; en marzo de 1999 edité “Elegías de Juan Vida”, un libro de artista ideado por Teresa Alberti y construido a partes iguales con Luis García Montero. El libro contiene seis serigrafías y seis poemas que hablan de los temas recurrentes en mi obra, y se completa con textos de Francisco Brines y de Juan Manuel Bonet; por último, en el transito de 1999 y 2000, estampé en el taller de Clot, Bramsen & Georges de París dos litografías encargadas por la ciudad de Niort.
Pero con lo que más me divertí fue haciendo “esculturas” con materiales encontrados y reconvertidos en faunos, guerreros, pájaros, moscas… Algunas de ellas se expusieron en “Naturaleza alrededor de una habitación” de la Galería Almirante en mayo de 2000.
Fauno. (1999). Piedra, hierro y acero. 21 x 21 x 14 cm.
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Cabeza. (1999). Piedra. 16 x 17 x 10 cm.
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Guerrero. (1999). Piedra, hierro y neumático pintado 26 x 19 x 13 cm.
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Pájaro de las carreteras. (1999). Hierro, madera, piedra y neumático. 42 x 82 x 10 cm.
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Pájaro de dos naturalezas. (1999). Madera y piedra. 27 x 21 x 7 cm.
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Moscas. (1999). Hierro, plástico, piedra, madera y neumático. 25 x 40 x 20 cm.
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