Después del invierno, el sol del equinoccio repartió por igual sus rayos sobre el mundo, devolviendo a los pájaros el color de sus plumas, el brillo a los ojos del perro altanero que guarda el ingenio, el verde a la semilla seca, y al agua la vida nueva. Desde el fondo blanco de las curvas del río, llegó por fin la primavera.
«El nacimiento de la primavera». (2008). Técnica mixta sobre lienzo. 195×195 cm.