De aquel viaje a Nueva York en 1987, me traje una gran dosis de seguridad en mi mismo y una fuerte presencia de lo que un occidental entiende por africano. Así, con esa presencia, pinté algunos de los cuadros que más aprecio, especialmente los titulados «Paisaje de rayas» y «Zebra crosing», ambos de 1988.
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Paisaje de rayas (1988). T/M sobe lienzo. 245×200 cm.
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Zebra crosing (1988). T/M sobre lienzo. 245×200 cm.
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