CARNET DE SUMISO

24 de mayo de 2009

Me contaron que a mi padre, en algún momento de la guerra civil, lo arrestaron por un altercado que tuvo con un superior del estado mayor. Al parecer, el argumento que él sostenía era que si bien en el ejército podías entrar de soldado raso y salir de capitán general, en la universidad, por mucho tiempo que pases en la garita, no se asciende de bedel a catedrático. Nunca supe cuanto había de realidad y cuanto de leyenda familiar en aquella historia, pero lo cierto es que confirmaba la existencia de un ideal de independencia crítica, basado en la autoridad del individuo frente a la voluntad de la jerarquía, que me fue suministrado en el biberón con una mezcla de soberbia y de justicia con principio y fin en el Código Civil.

Tardé mucho tiempo en comprender que en la vida no todo el mundo participa de este ideal, y que hay personas que renuncian a su propia voz para diluirse en el coro de los grillos, abrigados en la confortable comodidad de la obediencia, con tal de ser admitidos como miembros de la orquesta. Cantando en el coro se encuentran como pájaro en mano, porque las melodías se trinan al unísono con una partitura común en la que no hay cabida para la disonancia. El sumiso, al renunciar a su voz de solista, evita cantar en su propio nombre, al tiempo que mantiene la ilusión de ser aceptado por el colectivo y querido por su director.

Me dice Willy Poulantzas, que Freud dice que el sentimiento de culpa está en la base del comportamiento del sumiso, al que encuadra en la categoría de masoquista moral, que no es otra cosa que la necesidad que algunos tienen de ser castigados para satisfacer sustitutivamente la culpa que sienten por no pertenecer a nada ni a nadie. Es decir, por ser libres.

Por suerte para mi, lo que se me dio por añadidura en aquel biberón familiar fue una fe de hierro en el poder del sujeto libre frente a la sociedad de los amos del cielo y de la tierra, y una rebeldía inconsciente hacia los manipuladores de la moral dominante.

“A distinguir me paro las voces de los ecos”.