El problema de los blogs es que, al segundo día, uno ya no sabe que contar. La noticia de hoy en Granada es que está nevando. Buen, también es noticia el paro, como en el resto de España. Pero prefiero la nieve. Lógico. Mientras divago, intento averiguar cuál va a ser mi papel exacto en este bloq, porque esta claro que el que interesa es don Emilio. Estoy sopesando seriamente la posibilidad de dedicarme a analizar las características del fenómeno mediático en que se ha convertido su señoría, don Calatayud. Me ha quedado un pelín pedante, pero es que el tema tiene miga. Si no se ve, no se cree. El récord absoluto de asistencia a una charla de el señor juez se produjo hace unas semanas en la ciudad insular de Mahón. Llenó un teatro con más de mil personas, que se dice pronto. Y había gente haciendo cola a la puerta. No exagero. Intentaré buscar pruebas documentales para colgarlas por aquí. Soy un poco torpe y estoy aprendiendo. Ciao.
No sé si el sr. juez en Mahón, ante esa multitud, repitió una cosa que dijo una vez en la tertulia de televisión de la Opinión de Granada. Aquélla vez, en referencia al caso Mari Luz, y defendiendo a toda la escala judicial (desde jueces a secretarios), afirmó que parte de la culpa de todo aquello era del padre, por haber dejado a su hija jugando sola en la calle. Me paré a pensar entonces si los niños que juegan en la calle tendrían que ir acompañados del padre (o la madre), para no ser culpabilizados (en parte) en caso de secuestro del hijo. Por cierto, ¿eso, lo de acompañar a los hijos mientras juegan en la calle, lo hacen jueces, magistrados y secretarios judiciales?