Hola, soy Morán. Tal y como había prometido, aquí va una prueba documental del poder de atracción que tiene el verbo de don Emilio. Un teatro lleno hasta la bandera. Increíble, ¿que no?
Por lo demás, gracias a los nuevos ‘comentaristas’. Poco a poco se os irá contestando a todos. O a casi todos, porque, aquí un servidor, es un tanto vago. Menos mal que el que interesa es don Emilio y a él le toca lo más duro. Por cierto, a ver si se pone las pilas y contesta hoy a las preguntas que algunos de vosotros habéis planteado, que son muy interesantes, por cierto.
Por lo que se refiere a mí, tenía un comentario que aludía a una de las declaraciones más polémicas que ha realizado don Emilio en los últimos tiempos: que el padre de la desdichada Mari Luz también tenía una cuota de responsabilidad en lo que le sucedió a su hija. No es políticamente correcto hacer esa afirmación, pero no me parece ningún disparate. Creo habrá muchas personas que la compartan. El único culpable de la muerte de la pequeña es el presunto homicida, pero hay otras responsabilidades de todo tipo: el juez falló, el juzgado falló, la sociedad falló, los padres fallaron… Desgraciadamente, el único que no falló fue el asesino.
Bueno, que nos estamos poniendo muy serios. Un saludo. Ah, seguramente, el fin de semana estaremos más vagos, por lo menos yo, de lo que viene siendo habitual. Lo cual no quiere decir que no estemos ojo avizor. El blog sigue vivo aunque los blogueros estén echando una siesta de las de Padrenuestro y orinal. Salud y a abrigarse.
Estoy totalmente de acuerdo con el tema de la niña Mari Luz, el asesino no debería volver a pisar la calle en lo que le resta de vida, pero los padres de otras niñas y niños deberían también asumir que sus hijos son responsabilidad suya y no son juguetes para los ratos libres