Hola, soy Morán. Antes de nada, perdonad por la autocita que sigue a continuación. Prometo que sólo lo haré cuando sea imprescindible, como ocurre con esta información que he publicado hoy en IDEAL e IDEAL.es , y que también quería compartir con vosotros, la buena gente del blog. La historia es francamente alucinante. Aquí va.
«Detrás de las iniciales R, punto, S, punto, C, punto, se oculta un único presunto, pero es como si fueran varios. Con sólo 36 años, el tal R. se ha convertido en un serio aspirante al peor conductor de España. Cuando fue detenido por una patrulla de la Policía Local de la capital granadina -el pasado día 25, de buena mañana-, conducía, sin carné y con un porro entre los labios, una vetusta furgoneta ‘seat Alhambra’ de cinco plazas en la que se agolpaban ocho chiquillos, al parecer, emparentados entre sí.
Al parecer otra vez, el tipo llevaba a las criaturas al colegio. Hombre, no todo iba a ser malo. Claro que también es cierto que ya llegaba tarde, porque el incidente ocurrió alrededor de las nueve y media de la mañana. Se supone que a esa hora tendrían que estar en clase. El encontronazo con la Policía Local y el posterior papeleo retrasaron aún más la ‘escolarización’ de la chavalería.
Torpeza delatora
En este caso, el término ‘encontronazo’ está plenamente justificado. Porque, en puridad, no se puede hablar de detención.
Según relato un portavoz de la guardia urbana de Granada, fue el propio R. S. C. el que llamó la atención de los agentes con su ‘conducir’ un tanto zigzagueante. Pero por si aún no estaba claro que algo raro ocurría, el joven pasó tan cerca del coche policial que arrancó de cuajo uno de los espejos retrovisores. Un prodigio de torpeza. Así es imposible pasar desapercibido. R, punto, se delató él mismo con su falta de pericia. Y la cosa no había hecho más que empezar.
Los patrulleros pidieron los papeles al sospechoso y éste confesó que no los tenía, que nunca había encontrado un rato para sacarse el permiso de conducir. El único consuelo que le queda es que no van a poder quitarle puntos.
Todo eso, mientras le daba una calada al porro con el que se estaba desayunando.
Como testigos de tanto desatino, los ocho churumbeles que se apretujaban en los cinco asientos de la ‘seat Alhambra’. Un motivo más para ‘empurar’ al presunto, quien, por cierto, se tomó el tema con suma tranquilidad.
Un tipo pacífico
Dicen los portavoces policiales que no hubo resistencia de ningún tipo y que el hombre colaboró en todo momento con la fuerza actuante. El tipo estaba como narcotizado. Y sin el ‘como’. Poco después, daba positivo en un test pensado para detectar si alguien está bajo los efectos de sustancias estupefacientes. Se sometió a la prueba en un centro hospitalario de la ciudad al que fue trasladado por la Policía Local.
Luego fue puesto a disposición judicial por la presunta comisión de tres delitos contra la seguridad en el tráfico.
Informaciones sin confirmar apuntaban a la posibilidad de que el protagonista de esta historia tuviera antecedentes penales: incluso se mencionó la posibilidad de que disfrutase del tercer grado penitenciario cuando se topó con el brazo armado de la ley.
Si hasta ahora no era así, a partir de ahora sí lo es: en una sola mañana se ha labrado un currículum delictivo -siempre presuntamente, claro- bastante importante, digno de un veterano.
Pero el carné de conducir no han podido quitárselo. Es la única ventaja de no tenerlo».
Vaya, vaya, por lo menos tiene el atenuante -¿No se dice así, Emilio?- de llevar a los zagalillos a la escuela.
Un poco de compasión/comprensión, Señoría…
No me lo puedo creer, parece sacado de una pelicula de Pajares y Esteso. Vaya tipejo, ¡que cara dura!,no habrían tenido que hacerle la prueba, era evidente su estado…
Después de todo, por como lo cuenta, ha dotado al personaje de un punto simpático: llevaba un buen puñado de chavalería al cole y se mostró pacífico y colaborador. Esto último, sobre todo en los tiempos de agresividad y violencia que corren, sí que es un atenuante para mi fuero interno. Además: ¡No tenía tiempo para sacarse el permiso de conducir!
En fin, el peligro para sí mismo y para no sé cuántos más es evidente, pero Morán, o nos lo cuenta de otra manera o me deja con ese pozo de cierta ternura por el mozo en cuestión 🙂
Sí, sí, désmosle todo el tono sarcástico que queramos pero el hecho es que ha podido matar a esos niños y además, aún peor, hacer de ellos, con su ejemplo, unos, también, temibles al volante, porque los niños siempre aprenden de lo que ven, no de lo que se les dice… (aunque este hombre creo que tampoco les dirá mucho al respecto). Siempre presuntamente, claro.