La crisis obliga a los padres a decir ‘no’ a sus hijos

Buenas tardes, soy Emilio Calatayud. Como ya adelantaba Carlos, estoy preparando alguna reflexión sobre el botellón, porque se acerca la temporada. De momento, decir que los menores no pueden beber ni en las zonas acondicionadas para el botellón ni en las que no lo están. Lo digo porque había algún comentarista que nos preguntaba si era cierto que los menores podían consumir alcohol en los botellódromos: pues no, no es cierto.

Bueno, que sigo dándole vueltas al tema.

Este comentario era para hablar de algo que, al parecer, ha dicho un compañero juez de Cataluña. Salió en televisión, pero yo no lo ví. Así que escribo de oídas. Parece que este compañero dijo que la crisis está obligando a los padres a decir ‘no’ a sus hijos, que es algo que no deja de tener su gracia. Los límites que no hemos puesto a nuestros hijos se los está poniendo la crisis. Algo bueno tenía que tener la crisis. A la fuerza ahorcan. En fin, ojalá sirva para que se asiente la costumbre de decir que ‘no’, porque alguna vez hay que decir que ‘no’. No podemos darles todo y esperar que no se conviertan en unos tiranillos. A los mandamientos del archiconocido decálogo para criar a un delincuente me remito.

Un saludo.

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8 Comentarios

  1. Ante todo un saludo a Don Emilio, por sus reflexiones, que nos hacen pensar a todos.
    Bueno soy madres de tres hijos, y creo que los padres consentimos demasiado a nuestros hijos, hasta que cuando nos damos cuenta del error de no decirles «no», ya es demasido tarde, ya no lo aceptan. Esta aceptacion la tienen que aprender desde pequeños, pues es una costumbre dificil de borrar, y que hemos forjado los padres. Estoy convencida de que no lo hacemos a mala intencion, pero les estamos haciendo un gran daño, porque la vida les dira muchos «no» y nosotros no les hemos enseñado a encajarlo.
    Un saludo.

  2. Totalmente de acuerdo, Emilio, en que es muy educativo y conveniente para un niño o adolescente decirle de vez en cuando (cuando toque) que NO. No pasa absolutamente nada, no se va a traumatizar por eso.
    Tengo un caso en mi familia que me preocupa mucho. Sus padres dicen que «se lo doy porque puedo, cuando no se pueda no se lo daré», el caso es que el niño no sólo pide, exige. Y no se corta nada en llegar al insulto a los padres si es preciso. Lo que me saca de quicio es que los padres no reaccionan. Ojalá me equivoque pero temo que del insulto pase a la agresión dentro de pocos años…
    Me parece que es un candidato a protagonista de tu «decálogo»

  3. Si me permite, D. Emilio, siempre me he hecho una reflexión sobre el botellón. Éste se acabaría en el momento en que veinte mil padres le dijéramos a nuestros retoños el mismo día «Niño/a, no sales de botellón». Habría veinte mil broncas y ese día faltarían a la cita quice mil niños. Al «finde» siguiente, la misma dosis. Ahora tal vez faltaran ya dieciséis mil. NUeva dosis una semana después y ya casi estaríamos los veinte mil…
    Hay niños-adultos en el botellón porque los padres se lo permitimos. Cada pareja padre/madre se seinte impotente, pero juntos en el mismo criterio tal vez podrían (podríamos) acabar con esta lacra botelloenra.
    Un saludo,
    Rigoletto

  4. El problema es que cuando vuelvan los tiempos de bonanza volverán a decir «sí».
    Lamentablemente, para la educación, ésto es algo coyuntural.

  5. Gracias por tener este blog, para poder adceder sobre todo para saludarle. Todos nos imaginamos a los jueces en la lejania, aveces pensamos que estan hechos de otra materia,permitame la broma.
    Naturalmente hace tiempo que que tengo constancia de su paso por la judicatura, por eso le dirijo estas palabras y por que coincido y respeto su forma de actuar. Respetando pero al mismo tiempo comprendiendo a los menores y a la vez a los padres. Hemos vivido y estamos viviendo una epoca en que todos los derechos se los dimos a lo hijos, pero con una venda en los ojos respecto a sus faltas.
    Tengo una hija profesora de secundaria y a veces me cuenta actitudes pateticas de padres justificando lo injustificable de sus hijos, como es la falta de respeto. Naturalmente estos hijos en un mañana cuando sean hombres o mujeres en pleno de derecho, no sabran utilizarlo porque, han vivido la sinrazon de creer que estaban en la razon. Ninguna crisis podrá arreglar una persona que vivió su infancia en el error, porque desde sus comienzos no supieron hacerle ver donde emppieza el respeto hacia los demas, valorando lo que tienen, sin hacerle creer que tiene derecho a lo no está está a su alcance, y en definitiva a respetar alos suyos y a los demas.
    Una vez mas mi saludo cordial para usted, desde mis secenta y siete años se ven las cosas
    como yo las veia de mi padre, sin añoranzas del pasado pero sin que nos tenga que dar miedo el futuro, sobre todo de esa juventud que tanto tiene que dar, pero que tambien tiene mucho que perder.

  6. Hola, perdón, pero discrepo con el juez de Barcelona, o mejor dicho, con la posible interpretación de que la crisis ponga algunas cosas en su sitio con respecto a la contención que los padres deben -debemos- tener con las costumbres de los hijos.
    La crisis no es buena para nada, aunque pueda aclarar algunas situaciones confusas.
    ¿Vamos a derrochar menos? señal de que antes lo hacíamos de más.
    Si algunos padres necesitan una crisis para poder imponerse a los excesos de sus hijos, algo está fallando. Es como desear que la policía nos los vigile: dimitir de una obligación muy seria.
    Saludos. José María

  7. Si ya lo decía mi madre: «¡¡Qué falta de pasar hambre tenéis!!» jeje. No hay mal que por bien no venga.

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