El inspector jefe del Grupo de Menores de la Policía (GRUME), Andrés Fernández Salagre, advirtió hoy que el número de maltratos producidos por parte de menores a adultos ha aumentado un 50 por ciento en los últimos tres años.
«Hay que destacar en los últimos dos o tres años un incremento del maltrato del menor al mayor hasta el punto de un aumento del 50 por ciento del año 2005 con relación a 2006, y de otro 50 por ciento de 2006 a 2007», explicó Fernández durante su intervención en el seminario ‘Maltrato infantil: la actuación de las Fuerzas y los Cuerpos de Seguridad del Estado: GRUME y EMUME’ de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense.
En concreto, puso como ejemplo a la Comunidad de Madrid, donde el fenómeno «en aumento» del maltrato de menores a adultos ha obligado al Gobierno madrileño a combatir este «problema» mediante la intervención de personal especializado con «maltratadores menores».
Posibles causas del maltrato
En cualquier caso, el inspector centró su intervención en el maltrato infantil y enumeró sus principales causas, destacando la «falta de atención» de los progenitores, quienes, en «bastantes ocasiones, pasan muchas horas fuera de casa». Asimismo, reprobó que cada vez más los padres «descargan» aspectos relacionados con la educación de sus hijos en otras entidades.
leído en: elEconomista
Hace años llamé a una señora a tutoría por el mal comportamiento que tenía su hijo en clase: el chico en cuestión tenía 8 añitos. Al comentar a su madre las actitudes que pensábamos que había que trabajar en el nene y de darle mil sugerencias de cómo podíamos colaborar con ella, la señora se limitó a decirme «Pero… ¿a que es gracioso mi niño?
4 años después tuve oportunidad de volver a tener a la misma señora otra vez en una tutoría donde me confesaba llorando que su hijo golpeaba a diario, no solo a su hermana mayor, sino también a ella.
Creo que hay veces que estando a tiempo para educar a nuestros hijos, no vemos la necesidad; y cuando vemos la necesidad, se nos ha hecho tarde para frenar determinadas actitudes.
Admirado Sr. Calatayud:
Me entran ganas de poner el «Sr.» en mayúsculas, pero me contendré por guardar la debida compostura y etiqueta cibernáutica.
Soy de los que piensa y dice que si usted no existiera, habría que inventarle. Sus puntos de vista arrojan el punto de lucidez que a día de hoy, algunos (y entre ellos, el legislador) han perdido sobre lo que ha de ser la educación de los hijos. Añádase a esto que soy de ese grupo de servidores públicos que en su día juraron defender el país y su ordenamiento legal. Qué me van a contar a mí de cómo son y se comportan los menores, a día de hoy.
Aún no soy padre, pero la verdad es que es una de esas cosas que me hace mucha ilusión. El problema lo veo en que, a vista de como están las cosas, no veo la forma posible de poder educar a un chiquillo dentro de los parámetros que en la sabia boca de mi progenitor, «harían de nosotros hombres de provecho». Crecí en un hogar de padres de izquierdas, pero me educaron en valores por los que a uno, hoy lo llaman «facha». Me criaron de forma que aprendí a respetar la autoridad y a tener sentido de la responsabilidad, y no puedo estar mas agradecido. Me llevé castigos, algún bofetón y patada en el trasero que otra, hablaba de usted a los mayores y cedía asientos en el autobús. Y no puedo estar mas orgulloso y agradecido de como me criaron.
El problema radica en que a día de hoy, a un mocoso rebelde que insulta a los padres o se niega a obedecer, poco menos que hay que reirle la gracia, porque si le das un bofetón y te ve alguien…
Las consecuencias las estamos viendo, pero lo peor está por venir.
Un cordial y afectuoso saludo. Siga usted diciendo alto y claro lo que piensa, que buena falta hace.
A la hora de educar a un hijo, no hay que ver sólo si las «técnicas» que utilizamos nos sirven en ese momento, hay que tener una visión global y fijarse en qué repercusión tendrá en un futuro lo que hoy nos está sirviendo.
Por ejemplo, el otro día leí en un foro creado alrededor de un reportaje sobre la tele, que muchas madres decían que les iba muy bien darles de comer, entretenerles mientras hacían las tareas de casa o hasta para dormir, ponerlos delante de la tele, incluso algunas reconocían que no les gustaba demasiado la idea, pero «como funciona…». En algunos casos eran bebés de pocos meses. Otras se quejaban de que sus hijos, éstos ya más mayores, se acostaban muy tarde porque no había forma de separarlos de ella y daban la causa como perdida.
!!!!?????
Y qué esperaban????
Yo alucino de verdad!!.
Ya sé que es muy tentador ver que algo te funciona y lanzarte a utilizarlo automáticamente, pero hay que pensar un poco…
Con esfuerzo y paciencia nunca hay una causa perdida.
Lo que digo siempre,esto no es nuevo,todavia para mi ESPAÑA por desgracia,sige llebando 40 años de retraso,en estos temas y muchos mas.Pero como dice ISAVEL SANCHEZ,NUNCA SE DA NADA POR PERDIDO.mire mi caso,sin irnos lejos. jaime mariscal 46 años,y sigo luchando contra la ignorancia.
Tener hijos e hijas es hoy día una opción. Requiere si la cosa va de verdad, de ser capaz de comprometerse con la persona que hemos traido al mundo. Podria buscar muchas palabras pero me quedo con compromiso, trasladarle unos valores fundados en la diversidad, la tolerancia, ser responsable, indicarle que la vida tiene unas normas de convivencia y unos límites, cariño, entender que supone un plus de esfuerzo y trabajo, y sobre todo que ser padres y madres es un recorrido. No es lo mismo ser madre de un bebe que de un niño de 13 años.
En nuestra sociedad todo funciona con recetas, manual de instrucciones y libro de garantías. Estamos inmersos en una dinámica en la cual todo vale, todo basado en la comodidad, la tranquilidad el bienestar social que nos vendieron hace poco.
Nos vendieron que a los peques no se les podía traumatizar, que debían ser educados en algodones, pensamos que después de una educación autoritaria en general basada en el silencio y en los cojones la solución era criar angelitos a quienes darle todo sin un No por en medio.
Estamos evidentemente pagando las consecuencias, los padres y las madres han perdido la intuición, se aferran a cualquier fórmula que les alivie de sus angustia ante el “y a ahora que hago”.
A las escuelas de familia las familias acuden en busca del manual y sin embargo algunos profesionales dirigimos nuestros esfuerzos en el dialogo, en el acompañamiento, en diferenciar cuando son necesarios lo límites claros ante situaciones que los requieren, y como acompañar a los pequeños escuchándoles y hablándoles.
Las familias se sientes culpables por el trabajo, sobretodo las madres que no crían a sus hijos como antaño y sin embargo los niños saben que no es la cantidad sino la calidad, y que nos es necesario venerar a los niños sino respetarlos y quererlos y apoyarles en las conquistas que tiene delante para ir madurando.
Un niño no es una lavadora, ni un móvil, no es mono, tampoco es el amo al que se le debe servir para que no sufra. Es una persona que necesita que se ocupen de ella, que la atiendan, que le soliciten responsabilidad a medida que crece y necesita saber que sobre todo su padre, su madre o quienes sean tomen las decisiones oportunas para que se desarrolle, sean más o menos acertadas.
En fin siento el rollo pero es me ha irritado un poco que se relacione el maltrato de los menores con las horas de los padres fuera de casa, los niños y las niñas son súbditos del adulto hasta que toman la palabra, siempre el niño se coloca en el lugar que se le ofrece.
Hechamos de menos el autoritarismo de antes pero estamos en otro momento, la función del padre, el orden, lo que es correcto o incorrecto no está en el discurso familiar sino en la TV, en los medios de comunicación, en los profesionales que saben de todo, en la adminsitración que poco a poco nos regula más parecelas de nuesra vida.
Fijense la admración que destapa el Sr Calatayu, en definitiva es un gran padre que pone en su sitio al decarriado y es un referente, por que lo hace de una forma consensuada, hablando, entendiendo, escuchando, pone algo de sensatez ante el todo vale.
Con menos prisa:
Tener hijos e hijas es hoy día una opción. Requiere si la cosa va de verdad, de ser capaz de comprometerse con la persona que hemos traído al mundo. Podría buscar muchas palabras pero me quedo con compromiso, trasladarle unos valores fundados en la diversidad, la tolerancia, ser responsable, indicarle que la vida tiene unas normas de convivencia y unos límites, cariño, entender que supone un plus de esfuerzo y trabajo, y sobre todo que ser padres y madres es un recorrido. No es lo mismo ser madre de un bebe que de un niño de 13 años.
En nuestra sociedad todo funciona con recetas, manual de instrucciones y libro de garantías. Estamos inmersos en una dinámica en la cual todo vale, todo basado en la comodidad, la tranquilidad el bienestar social que nos vendieron hace poco.
Nos vendieron que a los peques no se les podía traumatizar, que debían ser educados en algodones, pensamos que después de una educación autoritaria en general basada en el silencio y en los cojones la solución era criar angelitos a quienes darle todo sin un No por en medio.
Estamos evidentemente pagando las consecuencias, los padres y las madres han perdido la intuición, se aferran a cualquier fórmula que les alivie de sus angustia ante el “y a ahora que hago”.
A las escuelas de familia las familias acuden en busca del manual y sin embargo algunos profesionales dirigimos nuestros esfuerzos en el dialogo, en el acompañamiento, en diferenciar cuando son necesarios lo límites claros ante situaciones que los requieren, y como acompañar a los pequeños escuchándoles y hablándoles.
Las familias se sientes culpables por el trabajo, sobretodo las madres que no crían a sus hijos como antaño, y sin embargo los niños saben que no es la cantidad sino la calidad, y que nos es necesario venerar a los niños sino respetarlos y quererlos y apoyarles en las conquistas que tiene delante para ir madurando.
Un niño no es una lavadora, ni un móvil, no es mono, tampoco es el amo al que se le debe servir para que no sufra. Es una persona que necesita que se ocupen de ella, que la atiendan, que le soliciten responsabilidad a medida que crece y necesita saber que sobre todo su padre, su madre o quienes sean, tomen las decisiones oportunas para que se desarrolle, sean más o menos acertadas.
En fin siento el rollo, me ha irritado un poco que se relacione el maltrato de los menores con las horas de los padres fuera de casa, los niños y las niñas son súbditos del adulto hasta que toman la palabra, siempre el niño se coloca en el lugar que se le ofrece.
Echamos de menos el autoritarismo de antes pero estamos en otro momento, la función del padre, el orden, lo que es correcto o incorrecto no está en el discurso familiar, sino en la TV, en los medios de comunicación, en los profesionales que saben de todo, en la administración que poco a poco nos regula más parcelas de nuestra vida.
Fíjense la admiración que destapa el Sr Calatayud, en definitiva es un gran padre que pone en su sitio al descarriado y es un referente, por que lo hace de una forma consensuada, hablando, entendiendo, escuchando, pone algo de sensatez ante el todo vale.
No me extraña que crezcan los maltratos a los padres, ya que he comprobado por mi misma que muchos de ellos no saben educarlos.
Precisamente no tengo hijos, pero creo, que no puede ser tan díficil!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.
Actualmente estoy impartiendo clases de contabilidad y de inglés en una Academia y me sorprende cuando los padres me dicen que no les mande deberes a sus hijos porque si no se cansan, que tienen muchas cosas que estudiar, pobrecillos….. Aquí falta la autoridad por parte de los padres ¡¡¡Pero que demonios!!! para que pagan mensualmente las cuotas si no quieren que sus hijos aprendan y lo que es peor es cuando llegan las fiestas y los padres los desapuntan porque ya no es necesario que sigan repasando. Eso si, no les falta la play, la nintendo, el mp3, el IPOD, el portatil para ver porno y aprender a cultivar maría y la p….. moto. Pero pregúntales que es «The Sixtine Chapel», los días de la semana en inglés o los números o ¿quienes eran los aztecas?
Se te quedan mirando como si fueras una extraterrestre, a veces soy un poco durilla, pero me importa un pimiento si el niño/a en cuestión se pone a chillar en medio de la clase porque le he puesto un 2 en el exámen.
Mi frase para ese momento y funciona para niños de 8 a 14 años es: Si has suspendido es porque no te ha dado la gana estudiar, por perro/a y vago, a caso quieres ser el más imbecil de tu clase??? (en tono potente), después para suavizar el ambiente realizamos un ejercicio de relax.
Después comento la jugada a los padres para que sepan que sus hijos son muy listillos y que se pasan tres pueblos.
Lo que nunca puede detectar un menor ante un adulto es que el domina la situación, (es decir, no valen los lloriqueos, el no quiero hacer esto, ahora no me da la gana, lo haré después de merendar, las malas contestaciones y lo más curioso es que siempre dicen que no tienen deberes y una leche en vinagre….) y si hay que gritar un poco se hace, si hay que corregir su forma de estar sentado se hace, si hay que decir silencio se hace…. (bueno todos hemos sido menores).
Y SI TIENEN QUE ESCRIBIR VINO CON V 200 veces desde la 17:00h hasta las 21:00h que lo hagan, no se van a morir.
Estimados señores:
¿Alguno de los que arriba ha expresado su opinión ha sido víctima de malos tratos ejercidos por sus propios hijos? Con todos los respetos del mundo creo que no.
En este asunto que desgraciadamente estoy viviendo muy próximo se puede estar culpabilizando a los padres desde el más absoluto desconocimiento. En materia de educación, afortundamente, la lógica no existe, es decir, si a entonces b, lo que sí existe es si a entonces puede que sea b. Quiero decir, que los sujetos objetos de educación posen por un lado lo que el Sr. Vicente Garrido denomina una «mochila genética» (se puede estar más o menos de acuerdo con esto) y por otro la variedad de circunstancias a las que el menor se ve sometido a medida que se va desarrollando.
Muchos padres que se atreven a denunciar a sus hijos reciben miradas acusatorias de haber tenido presumiblemente una gran dejadez de funciones, cuando esto no siempre es así.
Hay situaciones evidetemente predecibles y abordable pero desgraciadamente otras se presentan casi de inmediato al entrar los menores en la fase de adolescencia.
Solo incidir en que los padres a veces se convierten en víctimas y culpables a priori de la sitaución de sus hijos, y este último punto debería abordarse con más cautela.
Un saludo.