El debate sobre la necesidad, o no, de establecer controles en In ternet es cansino. Las posiciones están demasiado enconadas. Existe una suerte de ‘talibanismo’ que me produce urticaria, la verdad. Dicho lo cual, reitero que yo soy partidario de controlar más… o, mejor dicho, de controlar algo, porque ahora mismo no hay ninguno. En este sentido, y respecto al ejemplo de las empresas concesionarias de las autopistas -que muchos de los contrarios a los controles en Internet habéis utilizado en el debate-, sólo haré la siguiente reflexión: Un trabajador de un peaje de una autopista observa que un conductor va borracho, ¿debe avisar a alguien o pasar de todo? Por lo demás, en España, toda persona que tenga conocimiento de que se esté cometiendo un delito está obligado a denunciarlo. Todos, también los responsables de Google. ¿O es que ellos van a ser los únicos que no tengan obligaciones?, me pregunto.
Como periodista ‘multimedia’ -palabreja horripilante- estoy cansado de leer las quejas de personas que nos ponen a parir porque hemos borrado un comentario que habían dejado en Internet. Dicen que es un atentado contra la libertad de expresión. No lo es. Aprovecharse del anonimato para injuriar o calumniar a otro paisano no es libertad. Es tener una cara dura de impresión y ser un cobarde. Ni más ni menos. Pero los personas que se quejan están convencidas de que somos unos censores. Alucinante. La libertad también es responsabilidad.
Por último, no me gusta un pelo la posibilidad de que una empresa como Google -entidad con ánimo de lucro- acabe convirtiéndose en el ‘gran hermano’, que lo controle todo y encima tengamos que aplaudir. ¿Desde cuando un megamonopolio es libertad?
Es lo que pienso. Puedo estar equivocado. Pero también los que opinan de otra manera.
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