El Defensor del Menor de Madrid, Arturo Canalda, ha admitido que se creó un perfil en la red social Tuenti para ver de qué iba eso. Los de Tuenti ha respondido, un pelín mosqueados, que le van a dar de baja, porque quieren que sus asociados den la cara y se ‘apunten’ con nombres y apellidos. A su vez, el Defensor ha replicado que ya no tiene la cuenta…, que se ‘salió’ hace un par de años. Más allá de la anécdota, la iniciativa de Canalda -que me imagino yo que ya habrán tenido otros muchos padres, lo que pasa es que él lo ha dicho- plantea un interesante debate entre el derecho a la privacidad de los niños y el deber de los padres de velar por sus hijos. ¿Qué prima? ¿Podemos ‘espiar’ a nuestros hijos para protegerlos? Si se hace en la realidad (hay incluso quien contrata detectives y no parece que esté prohibido), ¿por qué no en el mundo virtual? En todo caso, una controversia apasionante, ya digo.