Es una noticia polémica: tres jefazos de Google han sido condenados a penas de cárcel en Italia por la difusión de imágenes vejatorias de un niño autista. Los delincuentes -según la sentencia, es lo que son estos señores de Google- han puesto el grito en el cielo. Lógico. Dicen que es un atentado contra la libertad y tal y cual. Curiosamente, nada dicen de la víctima, el niño autista, y su libertad. Yo me quedo con la frase del fiscal: «El derecho de una empresa no puede prevalecer sobre la dignidad de la persona». Esta afirmación sí que es un verdadero canto a la libertad.
Supongo que la noticia ya la conocéis, pero os dejo la crónica del corresponsal de IDEAL y Vocento en Italia, Íñigo Domínguez, que, a diferencia de un servidor, ofrece todas las visiones del asunto y con una maestría de la que yo carezco. Lo siento, yo no puedo ser neutral. La sentencia me parece intachable. Ojalá proliferen resoluciones de este tipo por todo el mundo (que lo dudo). Tendríamos un planeta y un Internet mucho mejor. Bueno, aquí va la noticia de Domínguez
«El buscador de Internet más usado en el mundo, Google, ha recibido por primera vez una condena judicial por sus contenidos, una sentencia de un tribunal de Milán que es histórica y pone sobre la mesa el debate sobre los límites y la responsabilidad en la Red. El debate ayer en Italia era intenso, a favor y en contra. Se trata de un vídeo colgado por un particular en 2006, rodado en una clase de un instituto técnico de Turín, en el que unos adolescentes pegaban a un chico autista de 17 años y se burlaban de él, haciendo incluso un saludo fascista ante una pizarra con el símbolo de las SS.
El vídeo estuvo dos meses en Internet, con 5.500 visitas, hasta que salió a la luz con una gran polémica y fue retirado. Pero ahora la Justicia italiana ha condenado a tres dirigentes norteamericanos de Google a seis meses de prisión condicional y el pago de los gastos procesales por un delito de violación de la intimidad, mientras les ha absuelto de otro de difamación. Este detalle puede ser decisivo pues, según la defensa, parece ahuyentar la posibilidad de un control obligatorio previo de los contenidos. Google lo interpreta como una buena señal, a pesar de todo, pues cree que no ha pasado la línea del fiscal de considerar a la compañía como una suerte de editor.
La firma norteamericana, que ha alegado que retiró el vídeo al ser informada y ha anunciado un recurso, tuvo una reacción muy dura. Afirma que la sentencia va contra las directivas europeas y la ha calificado como un ataque «a los principios fundamentales de la libertad sobre los que se asienta Internet». Prueba de la trascendencia del asunto es que al final de la jornada de ayer intervino el propio Gobierno de EE UU, a través de su embajada en Italia, con una declaración crítica. Tras expresar una impresión «negativa» de la sentencia, la nota del embajador, David Thorne, parafrasea a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando dijo hace un mes que «un Internet libre es un derecho humano inalienable que debe ser tutelado en las sociedades libres». «Posibles materiales ofensivos no deben convertirse en una excusa para violarlo», concluye.
El fallo judicial ha sido en Italia, y eso obliga a mantener prudencia, pues en este país la Justicia es lenta y sorprendente. La argumentación de la sentencia sólo se conocerá en los próximos 90 días, una en firme llevará al menos dos años y quizá al final todo se quede en nada.
Pero los dilemas que plantea son vigentes: ¿Son responsables las plataformas digitales de sus contenidos, al igual que los medios de comunicación tradicionales? ¿Dónde termina la responsabilidad del usuario privado y dónde empieza la de la empresa que le da espacio? ¿Es posible o se debe establecer un control preventivo?
Antes, algunas premisas. La joven que colocó el vídeo en el servicio Google Videos ya fue juzgada y condenada a penas de reeducación. Es decir, el autor material ya ha sido procesado. La familia de la víctima no quiso después personarse como acusación civil contra Google, pero sí lo hicieron una asociación de discapacitados, Vividown, y el Ayuntamiento de Milán. Para ellos, como para el fiscal, la resolución es una victoria civil. «El derecho de la empresa no puede prevalecer sobre la dignidad de la persona», afirmó ayer el fiscal, Alfredo Robledo. Opina que Google debe prestar «un servicio responsable, que no puede vulnerar derechos fundamentales».
El punto de vista de Google es muy distinto. «Nuestros colegas no tienen nada que ver con el vídeo, no aparecen en él, no lo han rodado, no lo han cargado en Internet y no lo habían visto», resumió ayer el portavoz de la compañía en Italia, Marco Pancini. Los tres condenados son David Carl Drummond, ex-presidente del consejo de administración de Google Italy y ahora vicepresidente; George De Los Reyes, ex-miembro del consejo, actualmente jubilado; y Peter Fleischer, responsable de privacidad en Europa de Google. «Si personas como yo y mis colegas pueden ser condenadas sólo en virtud de su posición en la empresa, entonces cualquier empleado de cualquier servicio de Internet puede afrontar una responsabilidad similar», advirtió Drummond.
En este sentido, el portavoz italiano de Google aseguró que la normativa vigente ha sido pensada para amparar a las empresas de Internet de cualquier responsabilidad, a cambio de que retiren los contenidos ilícitos cuando tengan noticia de su existencia. «Si este principio se cae, y los blogs, Facebook o Youtube son considerados responsables del control de cada vídeo, sería el fin de Internet», reflexionó.
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