En su última memoria anual, la Fiscalía de Andalucía recuerda que hay padres que se quejan de que sus hijos, aunque son menores, son tan corpulentos que no pueden con ellos. Dicen los fiscales que esa situación puede contribuir al absentismo escolar. Es verdad. Los españoles preconstitucinales éramos más bien poca cosa, pero nuestros hijos y nuestros nietos son casi como Gasol. ¿Quién obliga a un Gasol de 14 ó quince años a ir a la escuela si él no quiere? Sobre este tema, alguna vez me he planteado la idea de si no sería bueno que el absentismo escolar pudiera convertirse en una falta en el Código Penal, es decir, que se pudiera actuar penalmente contra un chaval si no va a clase (contra los padres ya se puede y se hace). No lo tengo claro, pero en estos casos de ‘corpulencia’ de los que hablábamos quizá podría ser de ayuda. A cambio, podríamos despenalizar otras conductas como las riñas verbales o los insultos entre menores, que se podrían solucionar con la mediación.
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