La Fiscalía General del Estado, que dirige Cándido Conde-Pumpido, aconseja a los fiscales no adoptar, en líneas generales, medidas preventivas de libertad para los menores que ejercen malos tratos contra sus padres. La Fiscalía del Estado recomienda a los representantes del Ministerio Público que, ante estos casos, opten por que el menor conviva durante un tiempo con otro grupo familiar o educativo, se proceda a su libertad vigilada o se decrete el alejamiento de su familia nuclear, según informa la agencia Colpisa.
La Fiscalía del Estado estima que los malos tratos familiares protagonizados por los menores están proliferando últimamente de forma que, como mínimo, «cabría calificar de preocupante». En su mayor parte, los malos tratos son protagonizados por adolescentes varones que agreden a sus madres. Las causas de estos comportamientos violentos radican, según el Ministerio Público, en ‘deficiencias’ del proceso educativo, más que en otras causas habitualmente asociadas a la delincuencia juvenil, como puedan ser las relacionadas con la marginalidad.
Estos comportamientos, señala el auto, suelen corresponder a la ausencia de unos patrones o reglas de conducta adecuados en el núcleo familiar, «sin imposición de límites y normas, generando carencias educativas o a una desacertada combinación de estilos educativos sancionadores y permisivos, que dan lugar en ocasiones a que el menor no acepte ningún control». El escrito subraya que no se trata de un fenómeno asociado exclusivamente a las familias desestructuradas, toda vez que no es infrecuente que el menor maltratador esté integrado «en familias con nivel económico y social medio y alto».
Me vas a perdonar, Carlos, que utilice mi experiencia de orientador para opinar. Los niños que agreden a sus padres, en un gran número de casos, han comenzado el porceso «como una gracia» que no se ha reprimido a tiempo (no me da miedo escribir «reprimir» porque creo que ese es el término adecuado y, a estas alturas, no estoy por lo políticamente correcto).
Este caso se nos presenta con frecuencia entre chicos de la etapa de infantil y mi respuesta es siempre la misma:
Si tu hijo se empeña en meter los dedos en los enchufes o en soltarse de la mano para atravesar la calle, terminas por darle un manotazo o un cachete antes de que una descarga lo electrocute o un coche lo atropelle ¿si o no? Pues lo mismo cuando el nene levanta la mano: hay cosas que se pueden hacer y hay cosas que no. Los niños necesitan ejemplos coherentes e ideas claras, que algunas veces los volvemos locos con nuestra falta de criterio. Saludos.