Soy Carlos Morán. No hay relación temporal posible entre la historia que relataré a continuación y las vergonzosas ‘deportaciones’ de gitanos rumanos que está llevando a cabo el presidente de Francia, el señor Sarkozy. No hay relación temporal, porque la historia en cuestión ocurrió en 2007, pero sí argumental. En ambos casos, hay un sofocante tufo a xenofobia presidiéndolo todo. No pretendo ser políticamente correcto. Sé que no es fácil integrar a determinadas minorías, pero las imágenes de los gitanos saliendo de Francia, una nación que siempre se ha distinguido por su defensa de las libertades, por la puerta de atrás son deprimentes y deplorables.
Bueno, y ahora la historia de la que hablaba y que ha sido publicada hoy en IDEAL.
«Puto rumano, te vamos a echar de aquí». Antes de perder la consciencia, la víctima se hartó de escuchar imprecaciones y amenazas xenófobas. Los atestados de las Fuerzas de Seguridad que intervinieron en el suceso recogen esos gritos y describen una escena que se asemejaba peligrosamente a un intento de linchamiento: unas cuarenta personas, muy alteradas, rodeaban a un cuerpo herido e inmóvil. Cuando llegaron los patrulleros, la turba se disolvió de manera fulminante. Comenzaba una investigación que no tardaría en dar resultados. Cinco de los supuestos agresores eran menores de edad: adolescentes normales que no acostumbraban a meterse en problemas.
Ocurrió en el verano de 2007 en una localidad de la provincia de Granada. La Fiscalía de Menores les ha acusado ahora de la supuesta comisión de un delito de lesiones. En este sentido, pide que, en caso de ser condenados, realicen una tarea socio educativa que estará relacionada con la naturaleza de la infracción. Además, y siempre que se demuestre su culpabilidad, tendrán que indemnizar con 2.300 euros a la víctima por las secuelas físicas y psicológicas de la agresión».
Tenemos claro quién fomenta la xenofobia o no?
Seguimos teniendo Hitler muchas lugares del planeta y los medios dependiendo de que lado estén manejados hacen el resto.
Saludos
La acción es deplorable y esa violencia no tiene cabida en una mente sana.
Aunque, una vez dicho esto, no se habla en ningún momento del porqué se produjo… que había hecho (o no) el rumano en cuestión.
¿Puede saberse?
Amigo Carlos, una de las cosas más difíciles -tal vez el misterio de la cordura- sea la medida. No tenemos medida o, mejor dicho, cuesta mucho ser comedido. El caso que cuentas de 2007 en un pueblo de Granada es deplorable y pone en evidencia lo «lobos» que podemos ser unos para otros. Pero entre eso y lo de Sarkozy hay un millón de matices. Ese es el secreto para hallar la medida: los matices. Una nación como Francia no puede «deportar» por las buenas, por el hecho de ser rumano, a nadie. Dicho esto, tengo un pequeño cargo en mi conciencia ¿qué me pasaría por la cabeza si, en mi barrio, junto al parque, tuviera un campamento de rumanos?
Quiero ser sincero y razonable; lo que produce rechazo no es la raza, sino la pobreza y la marginalidad, que ponen en riesgo lo que considero «mío».
Tengo suficiente experiencia laboral como para estar perdiendo la fe en las medidas de integración… Entonces se me plantea el dilema: me repugna lo de Francia, pero no quiero un campamento cerca, lo mismo que cualquiera de los que critica a Sarkozy.
Te aseguro que esta situación me está preocupando seriamente.
Y para terminar, una pregunta ¿habéis observado qué pocas ONGs trabajan con temas de estos? ¿por qué prefieren irse a países lejanos en lugar de enfrentarse con el drama de los marginados más próximos? Un saludo.