Ayer jueves, Isabel Pantoja fue asaltada por decenas de periodistas (y pseudoperiodistas, porque de todo había) cuando se acercaba hasta los juzgados de Marbella, donde próximamente será enjuiciada por la presunta comisión de un delito de blanqueo de dinero. El asedio llegó a tal extremo que casi pierde su vestido en la refriega. Ella encajó el mal trago con ese gesto tan suyo a medio camino entre la resignación y la mueca de una virgen doliente. El fiscal superior de Andalucía, Jesús García Calderón, ha hablado hoy de este asunto en los siguientes terminos: «No se puede avasallar a nadie y hay que permitir que las instituciones judiciales desarrollen su trabajo con un mínimo de normalidad». Tengo el gusto de conocer a Jesús García Calderón y os aseguro que es un defensor acérrimo de los medios de comunicacion y de la libertad de expresión, pero también de los buenos modales y de la educación. Y eso es lo que faltó en Marbella.
Además, el fiscal superior, y aquí es a donde queríamos llegar, recordó que hay medios -porque no se puede generalizar- que no dudan en utilizar a los menores para ganar audiencia. Y eso ya no es mala educación: es intolerable. «Hay muchas zonas conflictivas -entre los medios y la justicia, ha dicho hoy García Calderón-, como es la situación de los menores que nos ha llevado a demandar, incluso el año pasado, a algunas cadenas por la exhibición de menores que estaban vinculados con procesos penales».
Os invito a leer este post sobre las dos últimas estrellas mediáticas del país:
http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/10/pantoja-esteban-fama-y-ambicion.html
los medios de comunicación me parece que ahora son más familiares, íntimos, que hace algunos años. Por este motivo, es que la Internet ahora se considera un mass media importante