Las mochilas escolares ya no ruedan (segunda entrega)

Al César lo que es del César. Esta noticia nació en Internet y a Internet vuelve tras pasar por el papel (se ha publicado en Ideal versión impresa hoy). Gracias a todos los que nos habéis ayudado a destapar una curiosa polémica: la de las mochilas escolares… ¿con ruedas o sin ruedas? Y Gracias a Evaristo, que nos dio la pista en Faceboock (página oficial del juez Calatayud). Por cierto, la gente está opinando en http://www.ideal.es/granada/v/20101010/granada/mochilas-escolares-ruedan-20101010.html
Bueno y aquí va el reportajillo.

«Papá, quítale las ruedas a la mochila del cole»

Los niños que pasan de Primaria a ESO reniegan de los macutos rodantes para no parecer demasiado infantiles y evitar las burlas de los mayores
c. morán
Habla Pablo, estudiante granadino de segundo de Bachiller. «Cuando empezó el curso, la mayoría de los niños que empezaban la ESO llevaban mochilas con ruedas. Se veían un montón. Y ahora no se ve casi ninguna». ¿Qué ha ocurrido en esas cuatro semanas para que se haya producido la práctica extinción de los macutos rodantes, tan habituales en Infantil y Primaria? Pablo no lo sabe. Seguramente tiene una hipótesis, pero es un chaval cauto y prefiere no hacer conjeturas. Pero pasar, ha pasado. «La verdad es que me ha llamado la atención», reconoce.

Juan, padre de una preadolescente que se ha dejado contagiar por este nuevo hábito, rellena los vacíos que dejó el testimonio del ‘bachiller’ Pablo. «Un buen día vino mi hija y me pidió por favor, yo diría que casi me rogó, que le quitase las ruedecillas a la mochila. ‘¿Pero por qué?’, le pregunté yo, ‘si es lo más cómodo’. Y ella me respondió: ‘Es que es de niños pequeños’. Está claro que se ven demasiado infantiles y algunos de los mayores se burlan… Por eso prefieren echarse las mochilas a la espaldas».

¿Qué está sucediendo? Con la de campañas que ha costado convencer a la población de que los menores sólo tienen un espinazo y es para toda la vida, va y llega una ‘moda’ que borra de un plumazo la saludable costumbre de acarrear el saber –que, dicho sea de paso, pesa lo suyo– sobre ruedas. Según el Colegio Oficial de Fisioterapeutas, un menor no debe transportar una carga superior al 10% de su propio peso; es decir, si el chaval pesa 30 kilos, no puede llevar más de tres kilos de material escolar y libros. Sin embargo, hay estudios que han detectado cargas de hasta el 30% del peso del alumno.
El problema es que los ‘petates’ con ruedas delatarían a los novatos y eso sí que no. Nadie quiere parecer un ‘pringao’ en su primer día de ‘insti’. Un impulso muy humano…, pero que, al final, terminan pagando los padres. «Porque somos nosotros los que acabamos cargando con las bolsas. Es alucinante», añade Juan entre divertido y contrariado. Es comprensible: el que ‘pringa’ es él.
El fenómeno no es local ni provincial. Ni siquiera andaluz. Está aconteciendo en distintos puntos de España a la vez: Madrid, Sevilla, Palma de Mallorca… En algún caso, y según las revelaciones recogidas por este periódico en Internet, se intuye que la presión de los ‘veteranos’ hacia los ‘principiantes’ por el tema de las dichosas rueditas puede estar llegando a límites preocupantes. «Resulta que un menor de mi familia se ha incorporado este año al instituto. A pesar de que el centro esta cerca de casa, hay que llevar al menor a dicho centro y recogerlo en vehículo debido al peso de la mochila. La solución sería llevar mochila con ruedas, tal y como se puso de moda hace años, pero resulta que aquella moda pasó de moda y los alumnos se sienten ridículos. Por lo que reclaman mochilas sin ruedas. Preguntado el menor de mi familia al respecto, alega que el primer día de clase un chaval apareció con tal mochila de ruedas heredada del curso anterior (sexto de Primaria) y alumnos ‘aventajados’ no tuvieron otra cosa que hacer que agredirle (los menores dicen que físicamente y hay quien dice que fue verbal). A raíz de aquello ningún alumno lleva mochila con ruedas». El relato es de Evaristo, un ‘vecino’ de Facebook, y se refiere a un centro educativo de la comunidad de Madrid.
Dolores, madre de un alumno granadino recién llegado a Secundaria, reconoce que casi ningún novato usa los macutos rodantes, pero descarta que se deba a un supuesto ‘matonismo’ de los estudiantes ‘decanos’. «Le he preguntado a mi hijo y me ha dicho que en su instituto no hay problemas de ese tipo. De hecho, hay niños que llevan mochilas con ruedas, pero es verdad que son muy pocos», señala.
Pablo, el ‘bachiller’, tampoco ha observado ningún atisbo de violencia.
Juan, el sufrido papá de la preadolescente, mantiene que chanzas hay, pero nada más.
Es una buena noticia. En Granada no se ha dado el salto que puede convertir una simple broma en ‘bulling’, en acoso escolar.

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