La inspiración para escribir (un artículo, una poesía, una novela o un post) suele ocultarse en los lugares más insospechados. Ayer sábado, estaba un servidor zapeando y se encontró con una de esas erratas que te alegran el día (los periodistas somos muy de ‘erratas’, nos encantan): en Nova, uno de los nuevos canales digitales, habían re titulado la película ‘Mientras nieva sobre los cedros’ como ‘Mientras nieva sobre los ‘cerdos’, que, indudablemente, no es lo mismo. La poesía del original queda reducida a cenizas en el gazapo. La errata estaba en esos textos que, cuando el televidente cambia de canal, le explican el contenido de la emisión en cuestión. Las nuevas tecnologías, lejos de acabar con la errata, la han impulsado. Antes sólo aparecían en papel de periódico (eran las más celebradas), o, en menor medida, en la radio y en la tele. Ahora, gracias a Internet y lo digital, están por todas partes, porque en todas partes hay textos. Nunca antes la errata vivió un momento de esplendor semejante. Por cierto, ¿pensaría el autor del gazapo que ha motivado este comentario que la palabra cedros no existe y su ignorancia se tomó la justicia por su mano?
Bueno, y si tenías ejemplos como el que acabo de explicar, pues aquí los esperamos con los brazos abiertos. Amamos las erratas y las coleccionamos. Gracias.