Buenas, soy Emilio Calatayud. El Senado está elaborando el Libro Blanco para la Juventud 2010 y acaba de invitarme para que dé mi opinión en la comisión correspondiente. A sus señorias no voy a contarles nada diferente a lo que digo en las charlas, en las entrevistas o en este blog: que tenemos que esforzarnos para lograr un Pacto por el Menor. Tenemos que ponernos de acuerdo en qué es un menor, a quién consideramos menor y fijar unas edades. Tiene que haber un único lenguaje. Lo que no puede ser, y es sólo un ejemplo, que una niña de doce años no pueda tener relaciones sexuales, pero sí acceder a la píldora postcoital. No se entiende. Un saludo.
Según la ley en España son incapaces de tener relaciones sexuales antes de los 13 años,pero como se ha comprobado eso está fuera de la realidad.Los jóvenes nunca han pintado nada en política,ni siquiera en las decisiones que les afectan directamente.Las decisiones que afectan a los jóvenes, las toman gente que supera en su mayoría los 50 años,gente que no tiene ni «puta» idea de la juventud.Ojalá que con ese Libro Blanco de la Juventud,promovido por la UE,los jóvenes puedan decidir algo.A mí me gustaría que los jóvenes españoles tuvieran derecho a tener la misma libertad y autonomía que en el resto de Europa,no como ocurre ahora.
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Libro Blanco de La Juventud, Pacto por el Menor… Ideas maravillosas que consolidadas en proyectos prácticos, que no teóricos, ayudarían a la complicada labor de trabajar por y para los menores. Y repito: como ideas nada que objetar; todo lo contrario: dignas de valorar muy positivamente. Pero las ideas para que arrojen beneficios tienen que convertirse en proyectos consolidados y éstos, a su vez, en objetivos conseguidos. Todo ello, que duda cabe, siguiendo un proceso y con un margen de tiempo razonable. Pero de nada vale, tener un Pacto por el Menor, un Libro Blanco de la Juventud si todo ello quedara sólo en un conjunto de definiciones, orientaciones, acuerdos y proposiciones que unos cuántos señores y señoras guardaran… y olvidaran en un cajón. Es necesario hacer buen uso de ello; tomarlo en serio; importante: darlo a conocer, especialmente a los propios menores; y sobre todo: apostar porque su puesta en marcha traerá consigo cambios positivos, benefecios para los menores y sobre todo, un criterio unánime sobre lo que es, que le está permitido, a qué está obligado y qué derechos tiene un menor; sin tener en cuenta el grado de madurez de éste.
Este punto para mí es fundamental. No se puede volver a las andadas: empezar a debatir si, dependiendo de cada quién, un menor es o no maduro para hacer según qué cosas. El concepto de madurez viene definido por varios y diversos factores: inteligencia, salud mental, experiencias vitales, hábitos adquiridos… Y por desgracia, ésta, la tan nombrada madurez, no es inherente al cumplimiento de los 16 o 18 años; no viene de serie, como un regalo extra, al cumplir estas edades. Por tanto, como uno o una puede ser mucho más maduro con 15 años que una o uno de 25, dejemos cualidades personales al margen y acotemos edades para hablar de menores. Y a partir de ahí… empezar a trabajar, sin prisas pero sin pausas y como diría un conocido erudito en la materia, CON SENTIDO COMÚN.
Una última cosa. El tema no es que una niña o un niño de 12 años puedan o no tener relaciones sexuales. La realidad es contundente: PODER… pueden. No hay dudas al respecto. El asunto es si DEBEN tenerlas a esa edad. Y en la gran mayoría de los casos, todos estamos de acuerdo en QUE NO. Lo mismo pasa con la píldora «del día después» y con tantos y tantos ejemplos que se podrían poner. Entonces, el problema, opino yo, está en la falta de educación, al menos efectiva, y en la ignorancia.
Por tanto, es fundamental hacer saber a los menores, a través de la educación y la información, desde la escuela, la familia, los medios públicos, de comunicación, etc… que DEBEN y que NO DEBEN hacer y las consecuencias positivas y negativas que les traerá una acción u otra. Que nadie se equivoque: no hablo de acciones dictatoriales; sino de claridad de ideas, aprendizaje del manejo de la libertad y consecuente responsabilidad civil y personal de la misma. No es necesario el látigo; basta saber que una acción siempre trae consigo una consecuencia… y asumirla toca.
Aproveche para señalar que despresionen a la infancia, que los resultados del famoso informe PISA no mejorarán por más que congestionen la etapa de infantil con objetivos curriculares. Los niños y las niñas deben poder jugar, que necesitan tiempo y espacios para jugar. Jugar aporta la posibilidad de crear, investigar, analizar y descubrir, herramientas de las cuales carecen los jóvenes de hoy ensimismados ante una pantalla, o en actitudes pasivas ante las vicisitudes propias de la vida. La infancia necesita tiempo para compartir con sus familias. Incida que somos la cola en Europa en ayudas para conciliar trabajo y familia. Seguimos viendo la maternidad como un estorbo en la proyección laboral de la mujer. Dígales que la agresividad y el incivismo muestran a jóvenes desesperados que no manejan otras opciones que la autodestrucción y la destrucción del otro, anteponiendo siempre lo propio ante lo ajeno. Incrementa la intolerancia a la frustración y que el bien supremo es yo, yo y yo, disipándose, la denominada por Freud, instancia del superyó (internalización de las normas, reglas y prohibiciones parentales). El síntoma social de la violencia es fruto de la falta de diálogo, de no consensuar, de no escuchar, de no mostrar interés por lo que preocupa de verdad. Para acabar podría preguntarles a qué se debe esta crisis de autoridad, que con mayúsculas se ha aposentado en este país, y pregunte si estamos a la deriva gracias a esta educación balsámica que pone como colofón el éxito rápido y cómodo, sublime expectativa de adultos y jóvenes…………..por decir algo.
Marta,las leyes no deben meterse en la moral sexual ni en las costumbres,en lo que les parece bien a unos,aunque sean mayoría.Las leyes deben sancionar sólo cuando se produce un perjuicio o daño a alguien,y si no existe ese daño,no sancionar.
Hola a tod@s:
Por fin cuenta en el senado con alguien coerente. Dº Emilio a ver si es verdad que aprenden algo de usted, con poco que sea, España se lo agradecera.
Animo y en su línea.
El factor más eficaz para educar es cómo es el educador, el segundo lo que hace,, el tercero lo que dice. Son importantes los consejos que sedan, o las cosas que se manda,, pero mucho antes está lo que se hace., los modelos que presenta, las cosas que se valoran, como unos y otros se relacionan entre sí.
La vida familiar es la primera escuela de aprendizaje familiar. el modo cómo los padres tratan a sus hijo, esto tienen consecuencias profundades y duraderas en la vida emocional de los hijos, que captan con gran agudeza hasta lo más sutil.