Os dejamos con el testimonio de una muy reciente amiga del blog que estuvo en la conferencia del juez en Oviedo, ayer sábado. Se llama Marta María y su relato nos ha encantado. Por eso, y aunque nos llegó como comentario, lo hemos convertido en un post. Gracias, Marta María.
«A veces, un día, que se espera, se supone cotidiano y sin especial interés, se convierte en una fecha a recordar en el estante de los momentos mágicos. Ayer, sábado, 6 de Noviembre. No haría 15 minutos que me había levantado, cuando suena el teléfono. Mónica, mi amiga, a la que no podré jamás agradecer el detalle, me pregunta que si estaré lista en 10 minutos para pasar a recogerme. Le pregunto, como es lógico, para hacer qué, para ir a dónde, si debo llegar calzado para caminar… Me dice que es una sorpresa, que sólo puede decirme que iremos a Oviedo (vivimos en Gijón) a una conferencia. Dado que ella es profesora de matemáticas, supongo que será alguna charla o taller que le interese y que a la vez que la acompaño, a mí pudiera resultarme entretenido.
Bajo de mi casa a medio vestir, sin peinar y sin desayunar. No hago preguntas: me gustan las sorpresas (viniendo, además, de una amiga nunca serán desagradables). Entramos en el Auditorio Príncipe de Asturias y nos sentamos. No había nadie, sólo nosotras. Faltaba aún un cuarto de hora. Observo en una pantalla que se trata de un acto de un sindicato de profesores. Mónica me dice que es para reconocer públicamente la aprobación de plazas, oposiciones, de unos y la jubilación de otros. Aunque nada tengo que ver con el mundo del profesorado, salvo que mi amiga es profe… y tengo dos hijos… es un tema que me apasiona y me cabrea a partes iguales.
A lo que íbamos. Comienza a entrar la gente. Distingo al ex-consejero de Educación de Asturias, Sr. Iglesias Riopedre, con quien en otros tiempos me tocó librar batallas educativas para el centro escolar de mis hijos (soy la presidenta del AMPA). No conozco a nadie más. Se sientas los señores y señoras ponentes y comienza a hablar el presidente del sindicato convocante. Aún no me había fijado en las 5 personas que componían dicha mesa. Repentinamente, oigo pronunciar el nombre de Don Emilio Calatayud y automáticamente miro hacía ese lado de la mesa y mi sorpresa, mi alegría es MAYÚSCULA. Acto seguido, miro a mi amiga y su sonrisa de triunfo es kilométrica. Sólo dijo: “Sabía que te gustaría estar aquí”. Ella conoce mi debilidad por esa persona sensata, valiente y directa que es Don Emilio Calatayud. También supe, en ese momento, que ella llevaba tiempo tratando de regalarme el libro “Mis sentencias ejemplares” pero estaba agotado. Mónica y yo nos llamamos de cuando y cuando y nos vemos de tarde en tarde… pero este tipo de momentos te recuerda LO ENTRAÑABLE Y VALIOSA QUE ES LA AMISTAD.
¿Qué deciros de su conferencia? Nada que, seguramente, os sorprenda. Directo, ameno, juicioso (nunca mejor dicho ¡jeje!), divertido, cortés, generoso de su tiempo y sus palabras… No sé los minutos que duró su charla; seguramente más de una hora, tal vez hora y media. No mire el reloj (más que nada porque no lo uso) pero a mí, personalmente, se me hizo corto. Siempre es relativo el transcurso del tiempo: no tiene la misma duración, aunque pueda tener la misma intensidad, un minuto de dolor que un minuto de plena satisfacción. Tras su intervención, el aplauso de los allí asistentes fue tan intenso como extenso. Me acabo de enterar ahora, por este blog, que posteriormente, en la tarde, estuvo en Avilés. De haberlo sabido ayer, allí me hubiese ido, sin duda alguna, para volver a escucharle. Ciertas oportunidades no deben dejarse pasar.
Una anécdota. Cuando Don Emilio mencionó las drogas, hizo alusión a los monguis, preguntando a los asistentes si sabían lo que eran. Supongo que, además de mí que estaba en la segunda fila, cerca de él, alguien más asentiría con la cabeza; lo que aprovechó para decir que… claro… si, si… algunos los conocían… ¡jejeje! A lo cual levante enérgicamente mi dedo índice, con el unísono movimiento horizontal de cabeza, para expresar que no, no, que no los conocía por experiencia, consumo propio sino por mi insaciable curiosidad y porque hay que saber un poco de todo… aunque sea en teoría. Quizás Don Emilio reparó en mí porque estaba tan atenta y tan encandilada con su intervención que tal pareciera yo una mariposa recién salida de su crisálida que descubre el maravilloso y sorprendente mundo que la rodea.
No quisiera despedirme sin felicitaros por estupendo blog, que cabo de descubrir hoy y sin darle a Don Emilio mi más sincera enhorabuena por su ponencia y mi más profundo respeto y admiración por la labor que día a día desempeña. Personas como él hacen que la gente de a pie siga creyendo que “una justicia más justa” es posible y que la esperanza siempre debe tener cabida en nuestro loco y pendenciero mundo; y que esa esperanza no tiene otro camino, otro nombre que EDUCACIÓN.
Un abrazo inmenso
Marta María
No se puede Sr. Moran que supongo es el artífice de esta pagina!!!! controlar que podamos leer sin que de buenas a primeras el Sr. juez salga hablando de no sabemos que?
La teoría es leer y pulsar cuando quieres escucharle.
Ya sé, que se dan de neófitos, carayyyy pero deben de tener un montón de voluntarios para decirles como.
Lo siento, no es por incordiar, es solo por que quiero leer a los que escriben y escuchar sabiendo que escucho???? y en base a que.
Montserrat Velasco.
Ya está arreglado, Montse. Gracias por avisar.
Algo habia oido yo de este señor. Hoy, comiendo en el restorante, he ojeado el periodico Levante de aqui de Valencia en el que viene una entrevista al señor Calatayud.
Igual como a Marta Maria sus declaraciones me han parecido de una lógica contundente. » En vez de acortar la mayoria de edad, habría que alargarla pues nuestros jovenes son cada vez más inmaduros» mas o menos esto venia a destacar el titular atribuido sl señor juez. Despues, aunque sin gafas estoy perdido, he intentado adivinar más que leer algunos comentarios suyos respondidos en esta entrevista, como que los padres de ahora son casi rehenes de sus hijos, plegados a sus apetencias y veleidades… ( en general) Miren, yo que tengo ahora la misma edad que el señor juez, pues naci en el 55, veo que nuestra generación fue por norma general, obediente con sus padres, y ahora es obediente con sus hijos.
Me parece tambien muy oportuno la manera que tiene Emilio calatayud de castigar a los infractores. jejeje, vaya que si. POr ejemplo, siempre me ha parecido que aquel que roba nada más propio que someterle a la «vejación» de ayudar al prójimo en tareas sociales y no meterlo en la carcel a no se sabe que…
Gracias por hacernos la vida más soportable con este tipo de actitudes pues esta lógica es bastante rara de ver entre sus compañeros. Y si, tambien es verdad, don Emilio que las noticias de tribunales en los medios de comunicación se nos hacen algo pesaditas a los que no somos del ramo, ya que son pan nuestro de cada dia.
Un saludo afectuoso.