Ante la avalancha de comentarios, mayormente contrarios a nuestras opiniones, que hemos recibido por el tema este de la paliza en las puertas de una discoteca de Granada -insultos incluidos, que hemos permitido excepcionalmente para que encima no nos acusen de censores-, nos vemos en la obligación de recordar que nosotros no fuimos los autores de la cobarde agresión ni tampoco fuimos quienes publicamos en Internet los nombres de los presuntos agresores. Lo decimos porque tenemos la impresión, igual es equivocada, de que estamos recibiendo más ataques y reproches que los propios presuntos delincuentes. En cualquier caso, gracias a todos: a los de los elogios y a los de los insultos. Aquí creemos en la libertad.
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