Una modesta y breve reflexión sobre el movimiento de los indignados: todo el mundo habla de la importancia de las redes sociales, de Internet, en esta historia, pero no es tan sencillo. Cualquiera que se haya pasado por una de las acampadas, aquí en Granada hay una muy activa, se habrá dado cuenta de que la red tiene una importancia muy residual una vez constituida la comuna. En realidad, las acampadas son todo lo contrario a una red social. Allí prima la palabra dicha cara a cara, el contacto real. La gente no se habla a través de los ordenadores, como suele ocurrir en las reuniones de los gurús y frikis de Internet. Además, se ha vuelto a recurrir al pasquín y a los letreros pintados a mano. Es como si la gente también estuviera harta de la comunicación virtual y buscase otra vez el cuerpo a cuerpo. Bueno, ahí queda eso. Se admiten críticas. (las redes han sido y son importantes para difundir el movimiento, cierto, pero no para su funcionamiento diario).
Por cierto, repasando los post recientes me he topado con uno que escribió don Emilio el 5 de mayo, diez días antes de que empezara toda esta movida que nos ha asombrado.
Aquí os dejo lo que dijo. Fue premonitorio. «Buenas, soy Emilio Calatayud. Empieza la campaña electoral para las elecciones municipales (y autonómicas en algunos casos). Me pregunta Carlos que si espero que en la campaña se hable de los menores y sus necesidades. Creo que no: no se va hablar de ellos ni de nada… Me explico: estas elecciones van a ser una especie de primarias de las generales del año que viene y los partidos solo van a ir a machacarse unos a otros, a sacarse los colores y a criticarse… Es muy triste, pero me temo que eso es lo que va a pasar. Siento no ser más optimista, pero no creo que se hable de los problemas que nos afectan ni a los menores ni a los adultos».
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