La infracción más habitual entre los menores de doce a trece años -según las estadísticas referidas a 2010 recopiladas por los responsables que atiende a menores inimputables en Granada- son las agresiones y lesiones, que han desbancado a los delitos contra el patrimonio, caso del robo, los hurtos y los asaltos con violencia e intimidación. En 2009, dichas conductas suponían el 46,5% de los casos, pero en 2010 ese porcentaje descendió a la mitad. «El delito más cometido por los menores tanto de sexo masculino como de sexo femenino es la lesión-agresión (27 casos en menores varones y 20 casos en menores mujeres). En general, el sexo masculino, en esta franja de edad -de doce a catorce años- tiene expediente abierto en la Fiscalía de Menores por delitos y/o faltas contra las personas, seguidos por los delitos contra la propiedad y, finalmente, el delito de daños materiales. Por el contrario, no existen datos significativos de menores de sexo femenino que cometan delitos contra el patrimonio».
La Junta destaca también en sus análisis el incremento del acoso escolar…, sí, porque, aunque parezca ficción, hay niños de doce y trece años que asedian a sus compañeros de aula. «Hay un aumento del 3,1% de los delitos de acoso escolar, que representan un 6,6% del total de los casos -que, como ya se ha dicho, fueron 165 en 2010-», reflejan los datos recopilados por Bienestar Social.
Aunque lo más llamativo es que Internet empieza a perfilarse como la herramienta preferida por los delincuentes infantiles para hostigar a otros pequeños. «La mayoría de los casos, tanto de acoso escolar como de faltas de amenazas, se producen cada vez más a través de las redes sociales. De esta forma, si en 2009, los delitos de ciberacoso y captación de menores en situaciones comprometidas o peleas suponían el 3,7% del total, durante 2010 ese porcentaje se elevó hasta el 5,7%». En este tema del acoso por Internet no hay diferencia de género: acosan tanto ellos como ellas.
En cambio, en la violencia familiar, en las agresiones de hijos a padres, seguramente el problema más candente de delincuencia infantil y juvenil, descollan las niñas. «A pesar de que el delito de violencia filio-parental -de hijos a padres- supone solamente el 7,3% de los expedientes abiertos en la Fiscalía de Menores en esta franja de edad, de doce a trece años, el 21,1% de los padres y las madres nos demandan una intervención de ayuda en este aspecto». Y piden ese asesoramiento aunque sus hijos no les hayan pegado, pero seguramente temen que puedan llegar a hacerlo. Es un fenómeno emergente que no conoce fronteras sociales: de hecho, una buena parte de los menores que maltratan a sus progenitores pertenecen a familias acomodadas.