Los sondeos siguen desvelando de que tenemos un problema con el binomio ‘alcohol-menores’. A veces uno piensa que la mejor solución sería que les dieran garrafón el día en que se emborrachen por primera vez. La resaca suele ser tan ‘jevi’ que se te quitan las ganas de beber alcohol por unos cuantos meses o años (recordad, recordad…) Es cruel, pero puede funcionar. Puro conductismo. No habló totalmente en broma.
En fin, según las últimas noticias el panorama es el siguiente: «En España, seis de cada diez niños y jóvenes de entre 14 y 18 años reconoce haberse emborrachado alguna vez y más de la mitad haber tomado cinco o más consumiciones en unas dos horas, según los datos de la última encuesta sobre el uso de drogas realizada a estudiantes de secundaria» (agencia Efe).
Así las cosas, «representantes de ONG, asociaciones de padres y consumidores, empresarios -productores, distribuidores y vendedores de bebidas alcohólicas-, sindicatos y medios de comunicación han suscrito un manifiesto en el que se comprometen a impulsar iniciativas destinadas a conseguir «consumo cero» de alcohol en los menores. Los firmantes han creado una plataforma de trabajo para diseñar campañas dirigidas a menores y a su entorno y asumen un decálogo de objetivos. Entre ellos, evitar cualquier publicidad o promoción comercial que relacione el consumo de alcohol con éxito social o sexual o con mejora del rendimiento físico, educar en hábitos de salud, informar sobre las consecuencias inherentes a su consumo y dotar de recursos a las familias y a los entornos para incrementar la percepción del riesgo. Involucrar a los medios de comunicación y a las redes sociales en relación con la conveniencia de informar sobre los perjuicios del consumo de esta sustancia en los menores, estimular la autorregulación entre los productores, distribuidores y expendedores de bebidas alcohólicas y diseñar junto a educadores programas de prevención, son otros de los objetivos».