Leo que Esperanza Aguirre ha pedido disculpas a los profesores y maestros, qué bonita palabra, por decir que solo trabajan 20 horas. Además, dice que va a pedirles ideas para ahorrar. Podía haber empezado por ahí. De ésta tenemos que salir juntos o no saldremos. Y no equivocarnos de enemigo. Ni los maestros ni los médicos, etc… son nuestros adversarios. Al contrario. En realidad deberían ocupar el lugar social que ocupan los futbolistas. Cuando consigamos eso seremos un país de primera. Un saludo.
Buenos días. Considero que «[…] deberían ocupar el lugar social que ocupan los futbolistas […]», totalmente de acuerdo; no obstante, debemos acabar también con que un maestro/a de infantil, primaria, secundaria…, tenga 4 meses de vacaciones reales y pagadas al año, con jornadas los otros 8 meses que no llegan a las 40 horas semanales. O que un profesor de universidad tenga 16 horas lectivas (incluyendo tutorías, que nadie controla si las hace o no), a la semana.
Y mientras, los padres con niños pequeños pagando y pagando actividades extraescolares, campamentos, pidiendo favores a amigos y familiares, para que alguien nos quede con los niños y poder trabajar para pagar todo ésto. Por que en la empresa privada te das con un canto en los dientes si tienes 1 mes de vacaciones al año.
O los padres que tienen hijos en edad universitaria pagan matrículas astronómicas, por que claro, las becas las conceden en la práctica a gente que por sus ingresos no se podrían permitir el lujo de mantener a sus hijos estudiando en la universidad. Y si no te dan beca, tienes que pagar la matrícula.
En fin, un término medio y realista.
Querido Javier, como nadie parece tomarse la molestia de contestarte, lo haré yo, aunque habitualmente lo evito. Creo que estas tan mal informado como Dª Esperanza en cuanto a las vacaciones y horas de dedicación de los docentes. Hace más de 28 años que el tiempo no lectivo (“vacaciones” para ti) es de 2 meses, lo cual no significa que “la mayoría” no continuemos trabajando en formación y preparación, pero si, desconectamos de la atención directa a nuestros alumnos; un tiempo necesario, como te diría cualquier experto en salud mental, para poder afrontar de forma serena y equilibrada nuestra función, que está claro, no conoces ni comprendes.
De los restantes 10 meses, te aseguro que no son 40 horas, sino muchas más, contando que ni tenemos “fines de semana” ni acostumbramos o podemos desconectar durante estos, como cualquier otro trabajador. Si no me crees, prueba a “ponerte en los mocasines de un docente” y verás que la visión que manifiestas, es la que interesa a quién ve la docencia como “guardería” para las necesidades sociales o familiares y créeme nuestra función no es esa, aunque también la asumimos. No voy a seguir contraargumentando los demás puntos, porque pienso que mezclas cosas que nada tienen que ver, pero si te diré que los mismos problemas que tienes como padre trabajador los tenemos también los docentes, y que la solución no es acusar de todo lo que pase a la docencia… muy al contrario, sin nuestro trabajo vocacional, dedicación y voluntarismo, te aseguro que nuestra sociedad estaría bastante peor de lo que está.
Una última reflexión: un actor, músico, futbolista, etc… ¿solo trabaja ante el público?
y gracias al Sr. Morán por defender nuestro trabajo y nuestra función, remamos en la misma dirección.
Manoli Narváez
Estimada Manoli.
Gracias por la respuesta, siempre es de agradecer un debate interesante y respetuoso.
No sé cómo de informada estará la Dª Esperanza, pero si te fijas en mi primer comentario, me refería a «vacaciones reales», obviamente las vacaciones oficiales son menos, aunque nada ni nadie controla entre el desfase de los 4 meses que yo indico y los 2 que tú replicas, si existe realmente un trabajo de 40 horas semanales; no obstante, y basándome únicamente en multitud de amigos y compañeros que sí se dedican a la enseñanza en diversos centros de Galicia, afirmo que en esos 2 meses no trabajan ni 40 horas MENSUALES, y a ello hay que sumar los 2 meses de vacaciones que indicas; simplemente no es justo, y dudo que en ninguna profesión sean necesarios 2 meses pagados de inactividad al año, aunque no soy ningún experto en salud mental, pero el sí los necesite, quizás debería de replantearse su valía para esa profesión.
Respecto a los 8 meses restantes (para mí, 10 para ti), no sé el porqué no podéis desconectar los fines de semana, me imagino que podréis desconectar del mismo modo que puede desconectar un médico, abogado, ingeniero, arquitecto (que te recuerdo son carreras de una mayor cualificación, así como profesionales que, normalmente y a no ser que se dediquen a la enseñanza, no tienen ni 4 ni 2 meses de vacaciones pagadas al año).
En cuanto a que las jornadas semanales durante esos meses sean de más de 40 horas, lo siento, pero basándome en las opiniones antes citadas, así como en la propia experiencia con mis hijos, no me cuadran las cuentas. Mis hijos (infantil y primaria) entran al colegio a las 9:30 y salen entre las 14:00 y las 14:30 (5 horas, aproximadamente); para ambos es necesario comprar libros, y revisando los trabajos de cada uno de ellos al finalizar cada trimestre, afirmo que el trabajo que han podido realizar en clase, se ha centrado en la práctica totalidad en esos libros, carísimos por otro lado, más en alguna que otra ficha descargada de Internet (en muchas de ellas se aprecia la URL en el report de impresión). Además, cuando hay que hacer labores extraordinarias (como p.e. carnavales), los propios profesores piden la colaboración de los padres, y todos aquellos que nuestro horario laboral nos lo permite acudimos y ayudamos en la medida de lo posible (y que conste que para mí no es tarea a añadir a mis sí 40 horas semanales, o más, 11 meses al año, o más, también).
En cuanto a lo de la formación de los docentes, reconozco que desconozco el nivel de formación continuada de los mismos. No obstante, te pongo un ejemplo relativamente reciente y acaecido en Galicia: al margen de ideologías políticas, la actual Xunta quiso implantar la obligatoriedad de impartir 1/3 de las asignaturas en cada lengua, a saber: gallego, castellano e inglés, en la enseñanza pública. Insisto, al margen de ideologías políticas, la idea era sencillamente PERFECTA. Pues bien, el sindicato de los docentes, así como asociaciones cuya existencia no acabo de comprender, empezó con manifestaciones, protestas, y movimientos diversos, en contra de tal medida. No sé, pero cómo se puede ir en contra del progreso, qué padre que se precie no quiere que su hijo domine el inglés como su(s) lengua(s) materna(s), qué profesor vocacional que se precie no estaría dispuesto a recibir la formación necesaria para poder impartir clase en un idioma que pueda no controlar todo lo bien que le gustaría para ello, en resumen: ¿cómo se le pueden vayas al campo, y decir que fuera de las vayas no hay nada más?. El resultado: seguimos con las carencias en lengua extranjera de siempre, y los padres, al menos el que puede, tenemos que pagar y pagar clases particulares, a mayores de las horas lectivas de los niños (que ellos sí tienen que hacer «horas extra» para ello, que aquí parece que nadie piensa en los niños). Resaltar, de todos modos, que no todos los docentes estaban de acuerdo con las protestas, aunque sí una gran mayoría, lo que es significativo, muy significativo.
En cuanto a lo de los mocasines de los docentes, sólo tengo una mínima experiencia docente. Para ayudar con la economía doméstica inicialmente y complementar una insuficiente beca universitaria posteriormente, impartí clases particulares en época estival. Mi jornada era superior a las 40 horas semanales, el grupo de alumnos era muy heterogéneo, mi involucración con los alumnos era considerable, fruto (en parte) de la cual, la gran mayoría aprobaba en la convocatoria de septiembre, o al menos pasaba de curso; y ese gran esfuerzo, que reconozco que lo era, nunca me supuso trauma ninguno, a pesar de que no tener esos de 2 a 4 meses de vacaciones, y mi salud mental no se vio afectada en ningún momento, al menos que sea consciente.
Por otro lado, y en cuanto a lo de la función de guardería. En mi opinión, la docencia de infantil y primaria debería de bajarse un poco los humos, y comprender que en todo trabajo hay funciones menos gratas, para las que nos creemos «demasiado preparados» (JASP, que decían en un anuncio televisivo). Es como lo de no limpiarle el culo a un niño en el primer año de infantil (recuerdo que muchos de estos niños comienzan el curso con 2 años, algunos de ellos no controlan ni sus esfínteres durante el día, y menos aún en situaciones de estrés, pero el sistema les exige que sean capaces de limpiarse el culo, o se pasarán el resto del día con caca pegada en sus pequeñas posaderas). Es como si un médico no atendiese a un enfermo por que huele mal, y claro, como él ha estudiado una señora carrera y está súper preparado y es muy bueno y tal, pues no le va a tocar a un indigente que se ha hecho encima aguas mayores y menores, a pesar de que esté infartando. No sé, pero no encuentro motivo para que un profesor de infantil y/o primaria que cobra su sueldo íntegro en los 2 meses en discordia (o los 3, si lo equiparamos con las vacaciones del resto de los trabajadores asalariados), no pueda ejercer labores de guardería, monitor de deportes o de actividades lúdicas y educativas. Quizás entonces, habría que reajustarles el sueldo a esos profesores, del mismo modo que se hace en la empresa privada, cuando una organización baja su productividad temporalmente. Y ojo, todo ello sin tocar los 2 meses de vacaciones que sí son oficiales.
Si un docente se encuentra saturado en su trabajo, decirle que un albañil, un médico, un informático, un fontanero, un…, también pasa por momentos bajos en el suyo, y no por ello «necesita» de 2 a 4 meses de vacaciones pagadas. Algunos simplemente se toman un par de semanas de descanso. Y los casos más graves, se toman un período sabático (ojo: sin cobrar), o simplemente cambian de profesión o de «especialidad», o de centro,…
Yo no acuso de todo lo que pasa a la docencia, de hecho, comencé mi comentario anterior indicando que vería con muy buenos ojos que la figura de un docente socialmente ocupase el puesto de un futbolista. Al menos, este curso en Galicia, disponen de una figura de autoridad, equivalente a un miembro de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Simplemente creo que actualmente se despilfarra un montón de dinero en la educación, igual que en la sanidad, para los resultados que se obtienen, y que el sistema, al igual que el sistema penitenciario, no cumple sus objetivos de creación.
En cuanto a lo del trabajo vocacional, y sin entrar en disputas particulares, afirmo que ese es uno de los mayores problemas, desde mi punto de vista, de la docencia actual. Te pongo un simple ejemplo, cuando terminé selectivo, muchos de mis compañeros con la media más baja, se matricularon en magisterio en Santiago de Compostela, motivo: era casi seguro que después de 3 años pudiéndose permitir mucha fiesta y jolgorio, tendrían un título (en otras titulaciones, podrían tener la misma fiesta y jolgorio, o más, pero no obtendrían ningún título), tras el cual tendrían que estudiar sólo 1 o 2 añitos más para obtener una plaza de profesor, la cual tras 5, 6, 7… años se convertiría en una plaza fija y próxima a su lugar de residencia. En mi opinión, la docencia hoy en día es una salida laboral, más, como p.e. la Guardia Civil, que probablemente por fortuna ha dejado de ser algo «vocacional». Lógicamente, y por suerte, todavía aún quedan muchos excelentes profesionales vocacionales en la docencia, y cada día éstos destacan más sobre el resto de sus compañeros; pero en mi experiencia personal con mis hijos, y sus compañeros, indica que estos profesores son los menos; la mayoría son «funcionarios de ayuntamiento o diputación», y eso es un error muy grave.
Por otro lado, la culpa no es exclusiva de la docencia, hay muchos otros factores involucrados: padres permisivos o pasotas o que tienen a sus hijos idiot/lizados, políticos y dirigentes incompetentes, recortes presupuestarios injustos, sistemas de valoración lineales que desmotivan y frustran la iniciativa,…, en general: el falla el sistema educativo, tal y como lo demuestra sus resultados.
En cuanto al trabajo de los actores, músicos, deportistas,…, no sé, pero para mí no es comparable un trabajo artístico que requiere de un «DON» al alcance de muy pocos, con un trabajo normal y corriente, con ciertos matices, pero normal y corriente, como es la docencia, igual que la práctica totalidad de los trabajos.
Por último, indicar que en mi opinión es un error muy grave recortar presupuesto en sanidad y educación, no obstante, opino que con los presupuestos que actualmente se destinan, se podrían optimizar mucho más. Toda empresa privada que se precie está llena de auditorías, controles de calidad, incentivos por objetivos y atención al cliente. Quizás el planteamiento eficiente de los recursos sea el enfoque apropiado para mejorar la calidad de servicio, y que España pueda salir de una vez por todas del fantasma del fracaso escolar, nuestros niños no son más tontos que los del resto de países europeos que se precien, simplemente la rueda del sistema educativo pisa a muchos, demasiados, por el camino. Por otro lado, la docencia debe de ser una profesión vocacional, y es muy difícil medir la vocación que una persona tiene, pero en la práctica es un requisito, que debería ser imprescindible, pero que se está perdiendo.
Muchas gracias y un saludo.
Yo quisiera comentar una cosa con respecto al tema vacacional de los profesores y cuánto tiempo trabajan o dejan de trabajar durante el curso.
Mis padres son profesores y yo ahora también lo soy, como dice el dicho: la cabra tira p’al monte.
Mis padres se casaron en octubre y como muchas parejas, cuando hicieron las bodas de plata, habrían querido irse en el 25 aniversario de su compromiso de viaje, pero como son (bueno, mi padre era) docentes, no podían tomar días libres, ni cambiar vacaciones de fecha ni nada por el estilo, con lo cual, pues pasaron sus bodas de plata cenando tan ricamente con la familia y ya está.
A mí siempre me ha encantado irme de vacaciones en octubre: los viajes son más baratos, hay menos barullo y en julio/agosto la ciudad está tranquilísima, pero si sólo puedo irme de viaje en esas fechas, no me queda otra. A muchos profesores estoy segura de que no les importaría que les recortasen las vacaciones a un mes si pudieran cogerlo cuando ellos quisieran, como hacen los médicos, policías y otros funcionarios, pero, como han de estar de cara al alumnado, pues es lo que hay.
Lo de que trabajen 40 horas o más o menos, mira, yo, aparte de profesora, he sido teleoperadora, con mis 39 horas de coger llamadas a la semana, el trabajo docente es mucho más gratificante, la verdad, pero no con menos carga de trabajo: aparte de las horas lectivas, están el tiempo de dedicación a las familias (que, no siempre son padres), están las reuniones de departamento, los claustros, los consejos escolares, las horas de corrección de exámenes, las horas de preparación de clases (¿o creeis que esas fichas bajadas de internet se bajan solas?, la atención a la diversidad que hay que dar, porque no todo el alumnado es igual también hay que prepararlo, etc), dudo mucho que si vamos sumando horas sean menos de 40 a la semana, ya sin contar el tema de la formación continua, que no tiene por qué ser en idiomas, sino que suele ser en temas relacionados con tu materia y ya, luego, las guardias normales, las guardias de recreo, etc, etc, etc… y eso sin contar el que esté en el equipo directivo o sea jefe de departamento, que un miembro del equipo directivo, durante julio también tiene que permanecer en el centro al menos durante las mañanas cuando no también por las tardes porque se ha de organizar el curso siguiente, hacer el papeleo de final de curso, la burocracia, etc, además de en septiembre estar ahí el día 1 para organizarlo todo para que el alumnado no se vea afectado por cambios legislativos de última hora, por cambios de profesorado, etc.
Entiendo que el ser profesor, por todo lo que se ve desde fuera y por todo lo que nos han vilipendiado los políticos, pueda parecer una profesión de personas privilegiadas, y sí, lo es, pero no por tener más vacaciones o menos horas de trabajo, que no lo es, sino por poder transmitir tus conocimientos y poder animar y hacer crecer a una serie de personas que, en definitiva, serán los adultos del futuro.
Aunque con algo de retraso, quisiera hacer un par de puntualizaciones. Ahora está de moda meterse con los funcionarios, y dentro del funcionariado, meterse con más saña aún con los profesores. Dado que hasta los treinta años no descubrí mi vocación de profesora y cambié radicalmente mi orientación profesional, tengo la ventaja de haber trabajado bastantes años en una empresa privada como delegada comercial y responsable de oficina y alguno menos como profesora de instituto. Pocos profesores han ejercido antes otra profesión, la mayor parte se presentaron a unas oposiciones al salir de la Facultad; y desde luego, es muy difícil incorporarse al mundo empresarial después de haber dedicado varios años a la enseñanza: ¿qué empresa te va a contratar si tu experiencia y formación se centra en \"domesticar\" adolescentes? Yo conozco las dos realidades, y en función de lo que he visto, opino.
Respecto a las vacaciones, OFICIALMENTE y por ley, el mes de vacaciones es agosto. Julio, los quince días de Navidades y la Semana Santa tienen consideración de NO LECTIVOS. Parece lo mismo, pero no es igual. No lectivo significa que si la Consejería de Educación requiere mis servicios, voy a trabajar. Significa que los centros educativos están abiertos en julio, con profesores atendiendo a quien lo necesite. Significa que las oposiciones son en julio (los interinos a estudiar y examinarse, y los funcionarios a los que les haya tocado, a los tribunales). Significa que, aunque muchos lo hagan, durante el mes de julio no debería irme de vacaciones al extranjero, por ejemplo, porque si algún inspector con malas pulgas quiere fastidiarme, puede hacerlo. Y significa que me voy de vacaciones en temporada alta cuando todo está lleno, hace más calor y es más caro.
La jornada de trabajo de un profesor de Secundaria (ignoro cuánto es la de un maestro, lo siento) es de 35 horas semanales, lo mismito que cualquier funcionario o personal laboral de la administración. Eso se refiere a las horas de presencia forzosa en el centro escolar: entre 18 y 21 horas de clase efectiva, 4 de Actividades en el Centro (AC), 1 de Atención a Padres, 1 de Reunión de Departamento y varias horas de guardias de aula, pasillo y recreo. Esto suele dar unas 28-30h, a las que añadir los claustros y evaluaciones, que se celebran por las tardes. A estas horas obligatorias, hay que añadir las que voluntariamente dedican los que están en alguna comisión como Comenius, Plan Lector, TIC, Extraescolares, Convivencia, Atención a la Diversidad… Los profesores de Bachillerato, al menos en mi comunidad, estamos convocados al menos a 3 reuniones al año en la Universidad para preparar la Selectividad. Algunos compañeros que imparten 2º de Bachillerato se ofrecen voluntarios para corregir exámenes de Selectividad: son horas extras y cobran por ello, pero nadie lo hace por el dinero, que es una miseria, sino por la experiencia.
Luego está la dedicación que ponga cada uno en su tiempo libre. Supongo que eso depende de qué tipo de persona sea cada cual, como en toda profesión. Algunos profesores incluso elaboramos y reelaboramos cada año los apuntes que damos a los alumnos (muchos los solemos entregar a ordenador, con cuadros y esquemas, porque toman apuntes tan mal…). La formación lleva mucho tiempo y dinero, pero también se forma un ingeniero o un contable, y nadie se lleva las manos a la cabeza. Corregir, especialmente en los cursos más altos, lleva muchísimo tiempo. Yo suelo poner los exámenes en jueves o viernes para poder corregir el fin de semana: me supone bastantes horas en mi casita y algún que otro paracetamol.
Claro que hay profesores que no la hincan. Yo conozco algunos que se escaquean de sus guardias (siempre están en el baño cuando toca repartirlas, oigan), que se escabullen del centro en cuanto acaban sus clases, y que nunca han ido a una reunión de coordinación. Conozco profesores de Historia (los exámenes de Geografía e Historia suelen ser los que más tiempo llevan para corregir, hay mucho que leer y existen muchos matices que exigen una segunda lectura para poder hacer una buena corrección) que ponen exámenes tipo test, que se corrigen en 5 min. cada uno. Pero que un edificio se derrumbe no significa que todos los arquitectos sean unos ineptos.
Cuando alguien dice conocer a \"muchos profesores\" que trabajan poquísimo, yo suelo responder que, con el debido respeto, es que sus amigos son unos vagos.
Es un gran privilegio de los profesores, por ejemplo, el horario, siempre de mañana. Pero en eso no somos únicos. Y a mí, que me gusta ir a lo mío, me encanta no tener un jefe encima fastidiando y saber que el que mi trabajo esté bien hecho y a tiempo depende sólo de mí, no de que mis compañeros hagan su parte (eso era para mí un gran motivo de ansiedad en mi anterior trabajo). Pero el mayor privilegio de todos, lo que hace que no me arrepienta de haber dejado un trabajo estable con contrato indefinido por una situación de interinidad y a media jornada (con las reducciones de personal realizadas no sólo por este gobierno, sino también por el anterior, es lo único que me ofrecen) es el de trabajar en lo que me gusta y me llena. Invito a todos a leer el poema \"Brindis\" de Gerardo Diego, que lo explica mucho mejor que yo.
Un saludo y disculpad lo extenso del mensaje, pero tenía que decirlo.
Querido Javier Cascais: si tan «chollo» le parece la docencia, ¿por qué Ud. no se ha dedicado a ella? Ahí está la facultad, eh….