Como ya se va acercando uno a esa frontera en la que los que te rodean se refieren a ti como ‘abuelo cebolleta’, voy a ejercer como tal (este blog está fundamentalmente dedicado a todo lo relacionado con los menores, pero también al periodismo: hasta aquí la excusa para contar la batallita). A lo que voy: en 2002 (creo) entrevisté a la duquesa de Alba, tan de moda estos días porque va a volver a contraer matrimonio. Gracias a una amiga común, Cayetana, que ha concedido pocas entrevistas en su vida, accedió a conversar con IDEAL, mi periódico. Profesionalmente, fue muy interesante. Para empezar, la duquesa poco tenía que ver con la caricatura que de ella hacen humoristas y medios del corazón. Es una mujer bastante inteligente. Me acuerdo ahora de Esperanza Aguirre, objeto de toda clase de chistes cuando era ministra de Cultura y ahora ahí la tienen, que, a poco que se descuide Rajoy, le mueve la silla.
Volviendo a Cayetana, por aquel entonces estaba más que cabreada con los paparazzis, etc. No la dejaban ni a sol ni a sombra. Ni a ella ni a su familia. (como ahora, vaya). Con ese contexto, la entrevista pareció, en ocasiones, más un forcejeo que una entrevista propiamente dicha. De hecho, no me quedó más remedio que formularle la siguiente pregunta: «¿Por qué no le gustan las entrevistas?».
-«Porque no las necesito, la verdad», respondió ella.
Ni un 1% de los que se ríen de ella en los platós rosas sería capaz de dar una respuesta tan inteligente.¿O no?
El caso es que le gustó la entrevista y me envió una carta de agradecimiento. Sirva esta batallita de abuelo cebolleta para ofrecer otro modesto punto de vista del personaje. Un saludo.
Ante todo, quisiera aprovechar mi participación en el blog, para trasladar, de todo corazón, a Don Emilio y a sus hijos mi más sentido pésame por la muerte de la esposa del señor juez.
Está muy bien, señor Morán, que el blog nos hable de la Duquesa de Alba, y más desde otra perspectiva que la de la burda manipulación cotidiana. Pero, siendo este el blog de un juez, dedicándose el blog a nuestros menores y celebrándose, en estos días precisos, en Granada, la ciudad del blog, el juicio contra otro juez valiente, don Francisco Serrano, que, igual que don Emilio, se ha destacado por su defensa generosa y desinteresada de nuestros menores, quizás, sólo quizás, estaría bien que el blog se ocupara del asunto antes que de la Duquesa (o, al menos, a la vez que de doña Cayetana).
Cierto es que, a la vez que por su valentía y por hablar claro, el juez de este blog, como buen juez, se caracteriza también por su prudencia, mesura y discreción, cuando toca, y quizás sea el caso. Pero don Emilio se ha manifestado también (en el blog) a favor de la custodia compartida. Y lo que se nos ofrece, en estos días, en un juzgado de Granada, no es otra cosa, en mi modesta opinión, que una pantomima sin contemplaciones contra la custodia compartida, defendida por el juez Serrano.
No hay principio más invocado en derecho que el del interés superior del menor (favor minoris). Pero, en la práctica, el principio consiste, en los juzgados de familia (e incluso en los de violencia de género), en caso de divorcio de los padres, en tratar a los menores como a cosas, en vez de como seres humanos, y meterlos junto a otras dos cosas, dinero de la pensión y vivienda familiar, de forma que quien se queda con la primera cosa (la mujer, que para eso está) se queda con todo el saco.
También es este el blog de un periodista. Y entiendo que la cobertura, sobre este asunto, en los medios deja qué desear. El País, nada menos que El País, titula: «Cuando el «interés del menor» consiste en salir en una procesión». El interés del menor, sin comillas, no consiste en salir o dejar de salir en una procesión, sino en estar con sus padres, en plural. Y parece como si, en caso de divorcio, los hijos tuvieran a la fuerza que divorciarse también de uno de sus padres. La noticia, desde el titular, desvía la atención hacia tejas arriba, porque los lectores laicos y progres de El País, entre los que me incluyo, parecemos saber que eso de salir en una procesión no es el interés del menor, mientras que, en realidad, el fondo del asunto se sitúa de tejas para abajo y trata de callar a un juez que, al defender de verdad el interés superior del menor, posicionándose a favor de la custodia compartida, ha caído menos simpático que don Emilio, que también defiende de verdad ese interés. ¿Qué opina el periodista de este blog sobre un titular así de tendencioso en un medio así de poderoso?
No le gustan, porque no las necesita. En términos absolutos se infiere que aquello que no necesita no es de su agrado, teniendo en cuenta su posición social se pueden inferir aún más cosas… No creo que sea una respuseta inteligente, más bien es la respuesta propia de alguien que adopta una postura defensiva.