Aquí os dejamos el diálogo que, cada dos meses, mantenemos don Emilio y yo en Salud revista.es, la publicación que se reparte con todos los periódicos r regionales del Grupo Vocento (Ideal (Granada, Jaén y Almería), El Correo (Vizcaya y Alava), Diario Vasco (Guipúzcoa), Hoy (Extremadura), Sur (Málaga), etc… También podéis encontrar estas conversaciones en las respectivas webs de esos diarios. Bueno, resumiendo, aquí va la del número de noviembre.
–¿Son las nuevas tecnologías la droga de nuestro tiempo?
–(Emilio Calatayud) Me preocupa mucho este problema de las adicciones a las nuevas tecnologías. El teléfono móvil ya es una droga. Y el ordenador también. Hay chavales que están totalmente enganchados. Y no es extraño: es algo que fomentamos en la propia familia. Siempre lo digo: cuando llega el tiempo de hacer regalos, los móviles de última generación son para los niños. Y los móviles antiguos que dejan tirados los niños son para el padre o la madre. Somos así de tontos.
Lo mismo ocurre con Internet. El niño tiene un ordenador particular en su cuarto y, claro, ahí no te metas. Pues hay que saber que eso puede acabar en una adicción que no es ninguna broma. De hecho, ya está pasando. Insisto, a los juzgados nos llegan chicos que están todo el día y toda la noche colgados del ordenador. Se olvidan hasta de comer y dormir. Y si les castigas y les quitas el ordenador, les entra el ‘mono’ y dan muchos, muchos problemas. Tienen que ir a terapia exactamente igual que el que es adicto a la cocaína o cualquier otra droga de las tradicionales. Por tanto, es muy importante que los padres controlen la utilización que hacen sus hijos de los teléfonos móviles y de Internet. Es necesario que negociemos con nuestros hijos el tiempo que van a dedicar a jugar o ‘chatear’ en Internet, dónde tiene que estar el ordenador, que yo defiendo siempre que ha de ser en la sala: a la vista de todos, o que nos cercioremos de que hacen un uso adecuado de los teléfonos móviles.
–¿Suele degenerar ese síndrome de abstinencia del que habla en violencia hacia los padres?
–(Emilio Calatayud) Claro. Cuando un caso de adicción al móvil o a Internet llega al juzgado es porque se ha producido un delito. Y lo habitual es que sea lo que llamamos maltrato en el ámbito familiar. Los padres se preocupan porque su hijo pasa demasiado tiempo delante del ordenador y deciden quitárselo. O simplemente ponerle un horario. Entonces empieza a manifestarse la agresividad. La adicción deriva hacia la violencia porque al chaval se le empiezan a imponer límites. Y es entonces cuando el problema nos puede llegar a nosotros, a los jueces y fiscales de Menores. En estos casos, lo que solemos hacer es que se sometan a un tratamiento ambulatorio. Aunque también sería bueno que contásemos con la ayuda y la experiencia de las asociaciones de ludópatas rehabilitados, porque este fenómeno de la adicción al móvil y a Internet va claramente a más. Y yo creo que no estamos preparados. Cada vez hay más madres y padres que vienen a verme porque temen que sus hijos pueden estar enganchados al ordenador o al móvil. Y cuando se deciden a consultar es porque ya están desesperados. Pero, ya digo, los tribunales solo podemos intervenir cuando se comete un hecho delictivo. Si no es así, son los padres los que tienen que luchar para que su hijo acepte ir a terapia. Y es duro.
En resumen, que hay que estar alerta porque, además, las nuevas tecnologías se han convertido en instrumentos para la comisión de nuevos delitos: por ejemplo, la grabación y difusión de imágenes que atentan contra la intimidad a través de las redes sociales, vejaciones, etc.
–Dicen que el autor confeso de los atentados de Noruega era aficionado a un videojuego muy violento y las autoridades decidieron retirar ese producto de las tiendas, ¿exageraron?
–(Emilio Calatayud) Hace tiempo nos llegó a un juzgado un chaval que le dio por imitar las películas de terror que había visto. Cogió una llave inglesa y la biela de un pedal, y le atizó cincuenta golpes en la cabeza a un coleguilla suyo, que quedó herido de gravedad. Luego llamó a la Policía para contarles lo ocurrido. Dijo que quería saber qué es lo que se sentía cuando matabas a alguien. A otros compañeros de clase les envió anónimos que decían «Todos moriréis» o «Serás el próximo». Después comprobamos que tenía un trastorno mental grave… ¿Generan violencia los viedojuegos o las películas de contenido violento? No lo sé. Lo que sí puede ocurrir es que haya chicos que pierdan un poco la noción de la realidad y acaben haciendo lo que no deben, que no sepan distinguir si están ante algo real o un divertimento. Yo, desde luego, no creo que sea buena tanta violencia en los juegos.
En nuestra sociedad se da una paradoja: hay quien regaña a los padres porque regalan a sus hijos una espada de madera, pero son tolerantes con videojuegos que consisten en matar a todo lo que se mueva. No lo entiendo. Hubo una época en que no se podía comprar a los niños ni pistolas del Oeste ni indios ni americanos. Se decía que eran juguetes bélicos y que no sé qué. Y resulta que ahora estamos dando a nuestros hijos un mundo en el que tienen acceso a juegos bastante más violentos que las pistolas del Oeste americano y las espadas de madera.
¡Completamente de acuerdo!
Soy maestra. Tengo un blog que uso para «colgar» los trabajos elegidos por mis alumnos. Luego deben poner un comentario positivo hacia ese trabajo.
Una madre me dijo que no iba a consentir que su hijo pusiera comentarios y que no lo castigara, porque Internet es peligroso.
Su hijo juega todas las tardes a un juego «de matar monstruos» y su madre lo sabe.
¿Qué se le dice a esa madre?
Pues María dile a la consentida.Que cuando un niño vence a sus monstruos.Vencidos y rencorosos.Son el trato que les dispensa su ganador.Un futuro General que no tiene que dar explicaciones en su escuela.