No sé si existe o no el Día Internacional sin Internet. Si es que no, habría que inventarlo ya mismo. Viene esto a cuento de lo siguiente: estaba yo el otro día ensimismado en algo que ofrecía la pantalla del ordenador y mi mujer, que es muy sensata, me dijo: «¿Has pensado en las cosas que te pierdes cuando estás pendiente de Internet? ¿Por qué no le lees un cuento a tu hija, por ejemplo?». Llevaba razón mi mujer. Me voy a poner cursi: si nos pasamos con la dosis de Internet (trabajo al margen) lo más probable es que no veamos crecer a nuestros hijos o que llegue la primavera y no nos enteremos. Nos quejamos de que los niños están todo el santo día pendientes de la ‘Nintendodese’ y luego nosotros hacemos lo mismo. No hay que esperar a que lo decrete la ONU: nosotros podemos celebrar en nuestras casas el Día Internacional sin Internet cuando nos apetezca. Y creo que sería sano hacerlo. Como decían nuestras abuelas, si estás a dos cosas a la vez, es seguro que no harás ninguna bien. Pues eso.
Ah, y también es muy saludable comer y cenar en familia y sin encender la tele, aunque tengamos ‘mono’.
Tiene razón su esposa, Don Emilio… En mi casa está prohibido el teléfono móvil a las horas de las comidas, sólo se mira quién llama por aquello de la sospecha de urgencia. Las comidas las hacemos en mi hermosa he inmensa cocina con vistas al jardín, SIN TELEVISION…¿Internet? Para el trabajo, por supuesto. En los ratos de ocio compartimos las consultas y de tener que hacerlo en privado, será a la hora de retirarse cada uno a su alcoba. También hay alguna excepción pero, EXCEPCIONALMENTE…