He aquí una noticia la mar de curiosa: El llamado Teléfono del Menor del Gobierno Vasco ha recibido, desde octubre de 2010, 560 consultas de adultos, más de la mitad de los cuales son de padres y madres, según un teletipo difundido por la agencia EFE. Es decir, que se impone la necesidad de habilitar también un teléfono para ayudar a adultos que no saben cómo manejar a sus menores. Ahora me explico por qué las charlas de don Emilio tienen tanta aceptación (es una forma de hablar: ya lo sabía). Lo que está claro es que al que que invente el manual de instrucciones para educar a los hijos le dan el Nobel. Eso sí, siempre que funcione, claro.
Por lo demás, agrega la noticia, «la mayoría de las llamadas» de los adultos «hacían referencia, fundamentalmente, a situaciones de violencia y acoso entre en el medio escolar e internet, la estimación de riesgo de maltrato infantil y a relaciones familiares vinculadas con situaciones de escaso diálogo con los hijos, poca confianza en ellos o con discusiones».
En cuanto a los menores propiamente dichos, «el principal motivo de las llamadas tiene relación con las relaciones afectivo-sexuales, que centra el 22,4 por ciento de las consultas. Este apartado incluye, entre otros, casos relacionados con las relaciones de pareja, la atracción sexual y la orientación sobre medidas anticonceptivas.
El malestar psicológico, con el 16,4 por ciento de las consultas, incluye manifestaciones de inestabilidad emocional, dudas e inseguridades en cuestiones como la belleza, la inteligencia o la destreza en actividades físicas, y situaciones de tristeza por ruptura de amistades, de pareja o por separaciones de seres queridos.
Las relaciones entre iguales equivalen al 15,3 por ciento de los casos y en este grupo tienen cabida situaciones de cambio de grupo de amigos, sentimientos de soledad por falta de relaciones sociales o de traición, sentirse abandonados por amigos, así como la petición de orientación sobre la forma de poder ayudar a un amigo que atraviesa una mala situación emocional».