Aquí os dejo una historia que he publicado hoy en IDEAL, mi periódico. Yo creo que demuestra que todavía no todo está perdido. Espero que os entretenga. «El joven quería tener la conciencia tranquila y se presentó en un cuartelillo de la Guardia Civil para confesar que había cometido varios delitos. Fue un acto voluntario. Nadie le había acusado de nada. Es una de esas cosas que no pasan todos los días. En realidad, el episodio era extraordinario.
En una época en la que gigantes bancarios se desploman sin que nadie asuma ninguna responsabilidad –es más, los culpables suelen cobrar indemnizaciones millonarias por causar los naufragios–, los agentes de la Guardia Civil tenían ante sí a un buen ladrón, un tipo arrepentido de su pasado de malhechor. Ocurrió en una localidad de la Costa granadina a principios de este 2012. El tipo, un veinteañero vecino de la zona, desembuchó espontáneamente:siendo menor, había robado joyas, dos guitarras, un ordenador, un móvil… Y el caso es que era verdad. Incluso llevaba varios de los objetos sustraídos en sus bolsillos y dio pelos y señales. Los investigadores del instituto armado empezaron a hacer llamadas y pronto comprobaron que aquello no iba de cachondeo.
Una vez concluidas las pesquisas, el expediente quedó en manos de la Fiscalía de Menores de Granada –que es la institución que, a diferencia de lo que sucede con los adultos, se encarga de la instrucción de los procedimientos:el joven había quebrantado la ley cuando todavía no había cumplido los 18 y la competencia era, en consecuencia, de Menores–. El individuo en cuestión había cometidos dos delitos de hurto y otros dos de robo. En el supuesto de que fuese condenado, los equipos técnicos de los juzgados de Menores –que son los que evalúan las circunstancias sociales y educativas de los chavales– recomendaban que realizara un servicio en beneficio de la comunidad.
Pero al final no va a ser juzgado por nada. La Justicia ha hecho cuentas y ha constatado que todas las infracciones han prescrito –su responsabilidad se ha extinguido por el paso del tiempo–, y el asunto acaba de ser archivado. Punto final. Para uno que quería ser ‘castigado’ va y resulta que su acto de contrición llegó demasiado tarde».
Hola soy maestra y coordinadora de una escuela de padres de un colegio de Alicante, estamos interesados en una charla suya, para el próximo curso, para ello necesito un teléfono de contacto , un e-mail,… gracias.