El título de este breve comentario es también el de una historia que IDEAL publica hoy en su edición de papel. En abril ya os hablábamos aquí,en este mismo blog, de Lilly, una joven guatemalteca de 23 años que llevaba una década luchando contra un tumor cerebral (https://www.granadablogs.com/juezcalatayud/2012/04/la-historia-de-lilly-una-vida-pendiente-del-papeleo/). En abril os contamos que las autoridades aduaneras no dejaron pasar a Lilly a España (iba a operarse por quinta vez aquí) porque no llegó con el dinero en efectivo y las tarjetas de crédito que exige la Ley de Extranjería. Y pese a que su estado de salud era grave, fue devuelta a Guatemala junto a su madre. Un mes después, después de que gente generosa las avalase, ambas volvieron y, esta vez sí, Lilly pudo operarse. Pero luego las cosas se complicaron -era una intervención a vida o muerte- y Lilly falleció en Málaga el pasado 1 de julio. Su madre, una campesina guatemalteca que no sabía lo que era un trasplante, pero tras una breve y emocionante conversación con los equipos médicos, donó los riñones y el hígado de su hija, que ya han sido implantados con éxito en tres personas: tres vidas nuevas.
Lilly quería ser médico y la enfermedad se lo impidió, pero murió dando vida.
Nosotros la echamos de España y ella lo dio todo por nosotros. Gracias Lilly. Y cuando alguien tenga alguna tentación racista que se acuerde de Lilly y de las tres personas a las que salvó. No olvidemos el testamento de Lilly.