Aquí os dejo tres casos reales que han pasado por los Juzgados de Menores de Granada. Todos tienen ya su sentencia. En realidad, se conformaron y no hubo que celebrar la vista oral del juicio. Dada la ‘magnitud’ de los delitos y las circunstancias que los rodearon, se comprende que aceptaran su culpa. Por cierto, así son la mayoría de los asuntos que se ven en los tribunales de Menores. Como dice don Emilio, hay muchos niños que cometen delitos, pero que no son delincuentes. Al grano.
Tres tristes robos:
1- Un niño escala la fachada de una casa y causa destrozos valorados en más de 200 euros para entrar en una habitación y robar tres botes de colonia que no valían más de 50.
2-Dos chicos, a plena luz del día y en horario lectivo, entran en el patio de un instituto y se llevan la bicicleta de una profesora. Lo hacen delante de decenas de alumnos que están asomados a las ventanas y, encima, son grabados por las cámaras de seguridad. Poco después, la víctima se llega hasta la comisaría con la grabación y los ‘artistas’ son detenidos.
3-Un chaval entra en el aula de plástica de un instituto -no es el mismo que antes- y se encuentra con dos alumnos a los que, en plan peliculero, les espeta la siguiente frase: «Vosotros no habéis visto nada». Acto seguido, coge un ordenador portátil propiedad del instituto y se lo agencia. Como es natural, los que no debían ver nada, sí que vieron y el caco fue detenido.
creo que este perfil de chicos no piensa en pasar el verano en la playa de manera tranquila y sosegada. yo pienso que la justicia respecto a menores es demasiado blanda y por ello nos estamos encontrando con jóvenes con 14-16 años que quieren hacer lo que les da la gana y cuando sus padres intentan retenerlos, vienen las denuncias por malos tratos, la retirada de los menores por el servicio de protección de menores y el internamiento de los «pobre niños-as» en un centro de protección abierto para poder seguir haciendo lo que les da la gana. que conseguimos con esto: desautorizar a los padres y ayudarles a seguir siendo unos desgraciados