Granada es una ciudad que está salpicada de monumentos, obras que no son de nadie y, precisamente por eso, son de todos: de los granadinos, de los andaluces, de los españoles y de los ciudadanos del todo el mundo. Y nosotros, los granadinos y los españoles, tenemos la obligación de preservar ese tesoro. Pero no todos lo tienen claro. Sin que se sepan muy bien las razones, Granada es víctima de una plaga de grafitis que se ceba especialmente con los monumentos más señeros de la ciudad. Afortunadamente, la lucha contra está práctica avanza. Aquí va un caso que lo demuestra. La noticia es de IDEAL.
«La Puerta Monaita fue declarada Monumento Nacional en 1931. También es Bien de Interés Cultural desde 1985. Y está en el Albaicín, un barrio que disfruta del estatuto de ser Patrimonio de la Humanidad. No cabe un nivel mayor de protección. Sin embargo, todos esos ‘títulos’ no le han servido para librarse de la epidemia de las pintadas que sufre la ciudad de Granada desde hace años. Al contrario. Incomprensiblemente, la Puerta Monaita ha sido y es un objetivo prioritario para los ‘grafiteros’. Dos de ellos, ambos menores de edad, fueron cogidos con las manos en la masa en abril de 2011 y ahora han sido definitivamente condenados por la Audiencia Provincial. Cada uno de los dos chicos tendrá que dedicar cien horas a «tareas relacionadas con la limpieza y el mantenimiento». Además, deberán pagar -también cada uno de ellos- 1.333 euros a la Junta de Andalucía por el estropicio.
Según el informe elaborado por la Policía Local, la pintada en cuestión ocupaba unos diez metros cuadrados del monumento albaicinero».