Buenas, soy Emilio Calatayud. Me habéis preguntado por la tragedia del Madrid Arena y lo único que puedo hacer, además de dar el pésame a las familias, es lanzar las mismas preguntas que hago siempre: ¿Qué hacían menores en una fiesta en la que se consumía alcohol… y eso como mínimo? ¿Cómo es posible que el Ayuntamiento, dueño del recinto, no ponga medidas para evitar que eso ocurriera? ¿Quién controlaba que no entrase más gente de la que cabía? Tenemos que ocuparnos y preocuparnos por los jóvenes y los menores. No hay que esperar a sucedan las desgracias para actuar. Ahora se dice que no se van a hacer más fiestas en locales municipales, pero lo que había que hacer era poner soluciones antes. Y, por supuesto, detrás de las presuntas irregularidades lo único que hay es ánimo de lucro. Parece que el dinero es más importante que nuestros jóvenes y nuestros menores.
Efectivamente,Dn. Emilio. Uno se pregunta qué hacían menores en esa fiesta y quien controlaba su entrada al recinto. Yo la primera pregunta que me hago es ¿Dónde están y qué hacen los padres!Esto en primera instancia y después el control que debe haber en estos lugares, pero en este pais es de costumbre poner medidas cuando pasan las desgracias- Y en cuanto a las decisiones de la Señora Alcaldesa, verguenza me da, aunque por muchas medidas que ponga ahora nada nos devolverá la vida de esos niños.
Siempre estamos con el debate servido sobre los menores, y su ley. Yo quiero referirme a nuestros hijos, menores o no. Mi hijo tiene 20 años y me dice que parezco el FBI, y lo parezco, eh!! Pero esto es un acto de amor, controlar y velar por su seguridad y bienestar, y su bienestar también es que se diviertan, y se equivoquen y que ahí estemos nosotros. Siento de todo corazón la desgracia de las familias con tan irreparable pérdida como es la de un hijo, pero basta también de tanta permisibidad.
Elida, siento una gran contradicción interior al leer tus palabras.
Es obvio que nuestros hijos son nuestra responsabilidad, porque es nuestra obligación pero también porque les amamos, pero que con un hombre de 20 años parezcamos el FBI me parece excesivo. El verbo ‘controlar’ con una persona de 20 años me parece un peligro para él mismo. A veces parecen más nuestro proyecto de vida que nuestros hijos.
Por supuesto que nos preocupan nuestros hijos, no conozco a nadie que no lo sienta así, pero cómo afronte cada uno la paternidad y la educación de sus hijos es tan personal que yo no me atrevería a juzgarlo, ni creo que nadie debiera hacerlo, entre otras cosas porque el resultado es a demasiado largo plazo e influyen demasiados factores externos…
La contradicción que siento viene porque, por un lado intento que mi hija el día de mañana sea una persona segura, independiente y con criterio propio (pido poco eh??) y eso no lo puedo conseguir siendo el FBI, pero a la vez pienso que si le ocurre una desgracia será por no haber sido una madre ‘helicóptero’. Pero mi cerebro se niega rotundamente a esto último, prefiero a veces morderme la lengua, cruzar los dedos… y no tener que lamentarme nunca. Por su bien.
Desde aquí también quiero solidarizarme con las familias de estas chicas. Mucha fuerza y mucha paciencia para que esa herida, aunque no desaparezca nunca, que no lo hará, al menos cicatrice y no se quede abierta… Un abrazo muy, muy fuerte.
Un saludo.
Elida, siento una gran contradicción interior al leer tus palabras.
Es obvio que nuestros hijos son nuestra responsabilidad, porque es nuestra obligación pero también porque les amamos, pero que con un hombre de 20 años parezcamos el FBI me parece excesivo. El verbo \’controlar\’ con una persona de 20 años me parece un peligro para él mismo. A veces parecen más nuestro proyecto de vida que nuestros hijos.
Por supuesto que nos preocupan nuestros hijos, no conozco a nadie que no lo sienta así, pero cómo afronte cada uno la paternidad y la educación de sus hijos es tan personal que yo no me atrevería a juzgarlo, ni creo que nadie debiera hacerlo, entre otras cosas porque el resultado es a demasiado largo plazo e influyen demasiados factores externos…
La contradicción que siento viene porque, por un lado intento que mi hija el día de mañana sea una persona segura, independiente y con criterio propio (pido poco eh??) y eso no lo puedo conseguir siendo el FBI, pero a la vez pienso que si le ocurre una desgracia será por no haber sido una madre \’helicóptero\’. Pero mi cerebro se niega rotundamente a esto último, prefiero a veces morderme la lengua, cruzar los dedos… y no tener que lamentarme nunca. Por su bien.
Desde aquí también quiero solidarizarme con las familias de estas chicas. Mucha fuerza y mucha paciencia para que esa herida, aunque no desaparezca nunca, que no lo hará, al menos cicatrice y no se quede abierta… Un abrazo muy, muy fuerte.
Un saludo.