Estamos en verano, el año está siendo duro -como el anterior- y necesitamos un poco de humor. De eso va esta historia real que voy a contaros. Estoy en el supermercado haciendo la compra y veo a un abuelo orgulloso y bronceado que muestra a una conocida las fotos que ha ido almacenando en su móvil. «Mira, mira… este el pequeño de mi hija la mayor en sus vacaciones en Alicante. ¿Has estado en Alicante, Mari? Pues espera que te voy a enseñar lo bonito que es», dice el abuelete sin apenas respirar. Mari trata de intercalar excusas, pero no hay manera. «¡Qué nietos más bonicos -así se dice en Granada- tienes Pepe. A disfrutarlos y te dejo que tengo número en la pescadería y…» «Mira y esto es de cuando estuvimos toda la familia en Roma», insiste el hombre. Y ahí los dejó a los dos, ‘forcejeando’ en mitad del pasillo de los lácteos, que tengo número en la carnicería.
Este es uno de los mayores ‘peligros’ de los móviles: que el personal lleva en unos pocos centímetros cuadrados toda su vida y, en general, quieren contártela. Antes, había gente que te invitaba a su casa y ‘a traición’, te sepultaba en fotografías y vídeos en VHS de la BBC: bodas, bautizos y comuniones. Pero, claro, aprendías la lección y, a la siguiente, no te cogían desprevenido. Pero es que ahora no puedes huir. Los reportajes BBC van con nosotros. ¡Socorro!