Buenas, soy Emilio Calatayud. Los juzgados de Menores, al igual que los penales, no se detienen en verano. Es verdad que no hay juicios programados, pero esa es la única diferencia con el resto del año. En este época vemos sobre todo casos de maltrato de hijos a padres -que, por otra parte, es el delito que más crece-. Se ve que hay más convivencia por las vacaciones y las fricciones acaban en agresiones. También celebramos juicios rápidos o cambiamos la medida -la condena- a chavales que, por ejemplo, estaban encerrados y no han regresado al centro. En estos casos ordenamos buscarlos y endurecemos el castigo. Lo que no está habiendo es robos con violencia, que tambièn suelen ser bastante habituales, lo que confirma que ya no hay nada que robar: se lo han llevado todo.
Sr.Juez: ya le oí al Sr. Chamizo hace muchos años, en una entrevista radiofónica, que este asunto, junto con los desmanes de esos menores respecto a sus padres, familia, casa,etc. era lo que entonces más lo desarmaba, no sabía como ayudar a esos padres. Pero hoy ¿cómo se ayuda a esos menores? ¿Tenemos programas de familias de acogida temporal bajo segumiento judicial, como en otros países? ¿Ponemos a esos menores en tratamiento espcializado y a su familia? ¿Hay programas, especialistas, recursos, etc.ante una situación de alarma social que no deja de crecer y que afecta de lleno al futuro? ¿Existen unidades de intervención inmediata policial especializada, de atención urgente? ¿Existe una suficiente, seria y eficaz información, con datos judiciales y estadísticos a instituciones, centros educativos, asociaciones de padres, instancias médico-sanitarias, etc.? He padecido esta situación desde que mi hijo tenía 13 años, familia monoparental femenina, sin respaldo ni ayuda ni información, incluso con el consejo de no denunciar por un reputado juez de menores de la época -hoy mi hijo tiene casi 30 años- y oficiales de policía. No había Ley de Violencia de Género, ni nada de nada. Pero veo que sigue creciendo, y que no hay conciencia de lo que eso representa socialmente. Incluso se sigue escondiendo por vergüenza y culpabilidad mal entendidas. No, mi hijo no ha mejorado. Lo emancipé con 16 años, y aún así siguen los malostratos psicológicos y emocionales, además de abusos de otros tipos e incluso episodios de acoso. Lo he intentado todo, todo lo que estaba a mi alcance en más de 15 años: psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, abogados, policía, jueces, Instituto de la Mujer, etc. Ya no lo quiero en mi vida, los diagnósticos -cuando lograban tener un par de medias sesiones con él- coincidían: rasgos de conducta psicopática, narcisismo, etc. Sólo \"entiende\" las acciones legales, y en eso estoy ahora, tengo que defenderme y sobrevivir. Por favor, usted que puede difunda la gravedad de este asunto, no tire la toalla, intente que las instituciones y la sociedad reaccionen, implique a padres como yo, nos va en ello el futuro de unas cuantas generaciones. Muchas gracias.
Gracias D. Emilio por ésta maravillosa página que nos permite mantenernos al día en todos los acontecimientos que rodean al menor para bien y para mal. Estamos presenciando un cambio de hábitos delictivos en los menores que por desgracia son más graves de lo que parecen. No se llevan los buenos modales, ni la diversión sana. Para ellos eso forma parte de nuestra época y quieren que su juventud se guíe por otras reglas diferentes a las nuestras. Buscan la diversión dañina, sin mirar consecuencias. Su ego está tan crecido que ésta generación ha perdido totalmente el respeto a los mayores cuando deberían de aprender de ellos antes que imponerles con violencia sus criterios. La ley del menor se nos está quedando obsoleta pues los hechos delictivos son cada vez más graves. Y me gusta su forma de sancionar a los menores pues lo que hay que conseguir es reforzarles sus hábitos buenos, que serán los que sustituyan a los dañinos y cambiarán al menor. Y el que no aprenda por las buenas… tendrá que aprender de alguna otra forma que nadie mejor que Ud. sabe cómo hacerlo.