Buenas, soy Emilio Calatayud. Suelo viajar con cierta frecuencia y estoy harto de los aeropuertos y las autopistas españolas. En los aeropuertos te obligan a pasar por la zona comercial, que, por supuesto, es muy cara. ¿Por qué un viajero tiene que soportar la tentación de que le pongan en la cara productos que, en la mayoría de los casos, no le hacen falta para nada? ¿Por qué no nos dejan ir a coger al avión si más? No lo entiendo. ¿Es normal que te cobren ocho o nueve euros por un bocadillo de plástico? He visto a inmigrantes que vienen de la otra punta del mundo tener que gastarse ocho o nueve euros para comerse un bocadillo insulso y que no vale ni un euro. Esas personas ha tardado años en reunir el dinero para un billete y los recibimos dándoles un estacazo en el bolsillo. Es una vergüenza. Y con las autovías y las autopistas pasa un poco lo mismo. ¿Dónde están los bares españoles de toda la vida, esos en los que, además de una comida decente, te daban conversación? Ya no quedan. Todos los restaurantes son iguales y dan de comer lo mismo. Pertenecen a grandes cadenas y los camareros no hablan porque o no hay -son autoservicios- o solo hay uno y se ocupa de la caja. Y la comida es igual, insisto: da lo mismo que estés en León o en Valencia. ¿Qué nos ha pasado?