Una familia camina por una calle de Granada y discute. Son tres: el padre, la madre y una niña de unos ocho años. Habla el padre: «¡Que no puedo llevarte a ese sitio, niña, que está en el quinto coño! ¡Qué te dejes de tonterías, leche!»-
La niña no dice nada. Agacha la cabeza. Está triste y puede que avergonzada por el comportamiento de su padre.
Habla la madres: «¡Eres un gilipollas… No dices más que gilipolleces… Si está aquí al lado!»-
La niña sigue sin abrir la boca y hunde más la cabeza.
Un detalle: la chiquilla va vestida con el uniforme de un colegio privado y caro.
Moraleja: Con el dinero no se compra la educación de un hijo.
… y menos aún la de un padre.
Claro que no, pero ya vale la cruzada contra la educación «NO PUBLICA». Por suerte, podemos elegir, en función de creencias y valores; los que no elegimos la educación pública -y no digo que elijamos la privada- nos estamos convirtiendo en los «apestado». Vale ya con la «cruzada».