Buenas, soy Emilio Calatayud. Hace unos días todos los que trabajamos en el juzgado estuvimos de visita en el centro de internamiento de menores infractores Tierras de Oria de Almería, un sitio del que ya os he hablado en varias ocasiones y siempre con admiración por la gran labor que desarrollan.Varias de mis funcionarias nunca habían estado allí y, como puede ocurrirle a cualquiera, tenían sus prejuicios. Se temían, como muchos otros, que aquello fuera una especie de colegio en el que los niños estaban poco menos que de vacaciones. Cuando salimos de Tierras de Oria se les habían quitado todos los prejuicios. Comprobaron que la estancia allí es muy dura, pero también amable cuando los chavales se lo ganan. La cara y la cruz. El castigo, pero también la recompensa. Una de de mis funcionarias me dijo: «Don Emilio, qué dinero más bien gastado». Y me gustó que lo dijera. Tierras de Oria nos cuesta mucho dinero a los contribuyentes andaluces, pero nos lo devuelven con creces. Gracias al trabajo de decenas de personas, se consigue sacar de la delincuencia a chavales que ha cometido hechos muy graves y que, de otra forma, no tendrían ningún futuro. Y eso también es ahorrar, porque la delincuencia sí que nos sale cara: económica y socialmente.
Estaría bien que las autoridades ofrecieran a los ciudadanos la posibilidad de conocer de primera mano las cosas que se hacen bien con sus dineros -de lo malo ya estamos al día-. Si yo fuera ministro de justicia, seleccionaría al azar a unos cuantos ciudadanos de a pie para que conocieran por dentro Tierras de Oria. Sería bueno para todos. Estoy seguro.