Buenas, soy Emilio Calatayud. Del Catecismo aprendí que cuando alguien pide perdón no se le concede automáticamente: antes de dárselo tiene que haber arrepentimiento, propósito de enmienda y penitencia. Cuando yo era chaval, si insultaba a un compañero de clase tenía que arrepentirme, hacer propósito de enmienda y, como penitencia, el cura me mandaba dar diez vueltas al patio, hiciera frío o calor.
Alguien que se lleva cien millones de todos, y tiro por lo bajo, tendría que devolver el dinero y dar 200.000 vueltas al patio…. al de la cárcel.
La ciudadanía está muy, muy harta. Hay más tensión que en los tiempos de la Transición. La sociedad, que ha cargado sobre sus espaldas con todo el peso de la crisis, ya no aguanta más. Y los políticos no está sabiendo aliviar esa tensión. Y tiene que hacerlo, porque esa es su misión y porque nos jugamos mucho todos.