Buenas, soy Emilio Calatayud. Lo he dicho muchas veces y lo repito ahora: no hay fórmulas mágicas para evitar que nuestros hijos sean unos chorizos. Pero también es verdad que hay cosas que pueden ayudar. Mi experiencia me ha enseñado, y es solo un ejemplo, que la asistencia de menores a los juicios de otros menores puede ser una buena vacuna para evitar que se nos tuerzan. Nosotros lo hemos hecho durante mucho tiempo y el resultado fue satisfactorio. Estaría bien que el Consejo General del Poder Judicial y los gobiernos, autonómicos o central, firmasen un acuerdo para extender el experimento. Es verdad que hay un problema: la intimidad de los menores que se someten a juicio puede verse afectada porque los que están entre el público les conozcan. Pero eso podría arreglarse haciendo que el público y los muchachos juzgados no sean del mismo territorio. Merece la pena intentarlo. Es muy educativo que un niño vea cómo se juzga a otro chaval que ha robado, ha lesionado a otra persona o la ha atacado en las redes sociales. Suelen salir impresionados, pero para bien. Por cierto, suelen ser más duros que los adultos a la hora de juzgar a sus iguales. Un saludo.