Buenas, soy Emilio Calatayud. Me escribe el ¡hijo! de una alumna que tuve en la Facultad de Derecho de La Laguna, en Tenerife, para transmitirme unas palabras muy amables. Repito, es el ¡hijo! de una antigua alumna mía. ¡Cómo pasa el tiempo! Cuando gane la oposición de juez, mi primer destino fue Tenerife y allí impartí clases de Derecho Penal en La Laguna. Tenía 24 años y mi mujer y yo solíamos salir con mis alumnos: había varios que eran mayores que yo. Tengo un muy grato recuerdo de aquel tiempo. Luego enseñé Derecho Procesal en Granada durante otros ocho años y también me acuerdo mucho de mis alumnos. Algunos de ellos son jueces o fiscales, otros se metieron en política, en fin… Quiero aprovechar este comentario para darles las gracias a todos por dejarme ser maestro, una profesión que siempre me ha gustado -mis abuelos fueron maestros de escuela- y que admiro. Eso sí, he sido maestro de vocación, pero no he querido ser maestro de profesión. Hice los cursos de doctorado, pero no la tesis. Y no me he arrepentido. Ya no creo que la haga, aunque nunca se sabe. Si la hiciera, sería sobre menores, claro. Un saludo.