Buenas, soy Emilio Calatayud. Tanto en el juzgado como cuando doy una charla, me encuentro con padres preocupados porque sus hijos son ‘ni-nis’, es decir, que ni estudian, ni trabajan, ni nada de nada. Es duro tener a un ‘ni-ni’ en casa. Y no digamos si son dos o tres. Lo malo de estos jóvenes es que, además de no hacer nada, no se molestan ni en ser cariñosos. Les cuesta trabajo hasta eso. No hablan, no colaboran en nada y siempre están como enfurruñados. ¡Ya que son ‘ni-nis’, por lo menos que sean cariñosos, que se lo curren un poco! Igual así sus padres sobrellevaban un poco mejor su vagancia, digo yo, y les aguantan.
Una precisión: cuando hablo de los ‘ni-nis’ no me refiero a los jóvenes que se ven obligados a permanecer en las casas de sus padres hasta los cuarenta porque, a pesar de intentarlo, no encuentran un trabajo. El ‘ni-ni’ es el que no hace ni el huevo porque no le da la gana y, ya digo, encima es borde. En ese caso solo se me ocurre una solución: echarlo a la puñetera calle y que denuncie a los padres si quiere, que ya dirá el juez lo que tenga que decir.