Buenas, soy Emilio Calatayud. Recientemente comenté que los casos de los hijos que agreden a sus padres van a más, que es una epidemia…, pero igual se me olvidó dar alguna pincelada de optimismo. Vamos a ver, de esto se sale. Yo he tenido algún caso en el que los propios chavales han aceptado que les prorrogase la medida de internamiento o de convivencia en un piso para salir a la calle bien y no volver a las andadas. Cuando están a punto de cumplir la medida, se les explica que igual les harían falta cuatro o cinco meses de internamiento o de convivencia para estar más seguros y ellos lo aceptan de buen grado. Es un síntoma de madurez y, en estos casos, la madurez es sinónimo de rehabilitación. Que sí, que de esto se sale.