Buenas, soy Emilio Calatayud. Hace unos días juzgamos a unos niños inmigrantes por robo. Habían llegado a España en una patera. Estuvieron 17 horas en el mar. El caso es que, estando ya en Granada, perpetraron un robo y los detuvieron. Antes de que empezase el juicio, dijeron que querían pedir perdón a la víctima y esta quiso escucharlos. Les perdonó, pero también les echó en cara lo que habían hecho. Lo cortés no quita la valiente. Vino a decirles que era lamentable que, después de todo lo que habían pasado, lo estropeasen portándose tan mal con el país que los había acogido. Creo que ese diálogo fue bueno para todos, pero especialmente para los chavales.
Eso sí, los encerramos…, Se lo merecían, pero me da que aprovecharán la segunda oportunidad. Parece que van bien.