Buenas, soy Emilio Calatayud. Os voy a contar una historia que viví en primera persona y que tiene similitudes con lo ocurrido en el instituto de Barcelona, aunque en este caso hubo más suerte y nadie murió… de milagro. Ocurrió en Granada hace ya algunos años. Un chaval -que ya tenía 14 años y, por tanto podía ser juzgado- golpea a un amigo con una llave inglesa y una biela de un pedal. Sobre todo, le da en la cabeza. Veinte o treinta golpes, quizá más. De repente, el agresor paró y llamó a la Policía para contar lo que había ocurrido. No trató de escapar. Estaba confuso. En varias ocasiones había enviado anónimos a otros compañeros con las frases de las películas de terror que tanto le gustaban: «Todos moriréis» o «Serás el próximo». La víctima fue ingresada en un hospital de Granada en estado grave, pero sobrevivió.
En este caso, las películas de asesinos en serie y los videojuegos violentos parece que fueron el detonante del drama. El acusado, al que condené a un año y medio de internamiento, padecía un desorden mental grave del que fue tratado -esa fue su ‘condena’-, a pesar de que por aquel entonces los centros no estaban preparados como ahora. Se ha avanzado mucho, pero todavía queda por hacer.