Buenas, soy Emilio Calatayud. A los funcionarios de justicia que nunca han trabajado en un juzgado de Menores suele llamarles la atención la estrecha relación que, en general, suele establecerse entre el chaval infractor y todo el personal del juzgado. «¡Los condenan y luego vienen para dar las gracias,increíble!» Pues sí, eso es lo que suele pasar. Y es una satisfacción para todos. Estamos ‘condenados’ a ser amigos de nuestros ‘choricillos’. En cambio, no podemos hacernos amigos de los que absolvemos, porque no vuelven por el juzgado, ja, ja, ja.