Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día estaba tomando un café en un bar del centro de Granada y noté que el camarero me miraba mucho. Por fin se decidió y se acercó para decirme: «Usted es el juez Calatayud, verdad… Supongo que no se acordará, pero usted me salvo la vida hace ya mucho tiempo. Yo era solo un chaval y estaba detenido en la comisaría de Policía. El caso es que usted apareció por allí para algo de unos detenidos y acabó hablando conmigo de la vida que yo llevaba, que no era precisamente buena. Luego le dijo a los policías que me dejasen marchar. Al salir de allí me fui directo a Proyecto Hombre, dejé las drogas y cambié totalmente de vida. Y aquí estoy».
En realidad, fue él quien quiso salvar su vida, porque, en otras ocasiones, he hablado con chavales que estaban en circunstancias parecidas y siguieron igual. El mérito fue suyo, pero me dio mucha satisfacción haber tenido un pequeño papel en su historia.